Cuando el escritor Jordi Puntí, autor de 'Todo Messi', dijo el día de la presentación de su libro que "Messi nos fuerza a ser mejores" tenía razón. Convivir con el '10' es una responsabilidad.
La responsabilidad de comentar una jugada y no tener la sensación de haberte quedado corto, de visualizar un regate y no encontrar el adjetivo adecuado que lo describa.
Cuando Javier Tebas propuso trasladar el partido a Miami seguro que hubo en él un leve resquicio de empatía, un ánimo que le llevó a compartir con el resto del mundo lo que aquí percibimos como algo rutinario.
En Montilivi y no en Miami, 13.500 espectadores pudieron disfrutar de la última obra de arte del astro argentino. Picadita, justo a la salida de Bono, con la punta de la bota e imposible para la zaga.
Fue el último de los 21 partidos en los que Messi ha marcado o asistido en la temporada desde que esta abriese el telón, el 18 de agosto de 2018, en un encuentro en el que anotó dos dianas ante el Alavés. Ha disputado 24. En siete de ellos no marcó, pero sí que dio al menos un pase de gol en cuatro. Un seguro de vida.
Con el '10', la vida es más sencilla, y su equipo lo notó al caer en Sevilla en la ida de la Copa del Rey en el Sánchez Pizjuán. Tras cumplir en Montilivi, los de Valverde cuentan ya los días para recibir a los hispalenses en el Camp Nou.
Un partido en el que presumiblemente sí estara Messi, y con su mera presencia la cosa cambia y eso lo saben bien en Nervión. El 31 de marzo, con 2-0 en el marcador, el astro argentino entró en el minuto 58 de partido y los azulgranas acabaron empatando 2-2.