El adiós de Cristiano Ronaldo en el verano de 2018 fue un auténtico trauma para un Real Madrid que ya venía tocado tras la sorprendente marcha de Zinedine Zidane.
El equipo no supo paliar la baja del astro portugués y lo pagó caro en una temporada para el olvido que solo tuvo una luz: el regreso de 'Zizou'.
La leyenda francesa decidió ponerse nuevamente al frente del equipo y ha logrado en esta campaña que el cuadro blanco vuelva a ser un rival temible pese a no contar con el 'crack' de Madeira.
Bien es cierto que el Real Madrid anota ahora menos goles que en la anterior etapa del técnico galo en el equipo (2,5 por duelo con Cristiano y 1,7 sin él), pero su hueco es imposible de cubrir.
Y es que los 450 goles en 438 partidos vestido de blanco son algo irreal e inusual. Por ello, el francés ha tenido que reinventar y darle una vuelta al equipo.
El cuadro blanco, a sabiendas de que esa cantidad de goles no volverá, ha cimentado ahora su juego en una sólida defensa que no encaja tanto como antes.
Este curso, los pupilos de Zidane han encajado 21 tantos en 27 partidos, lo que deja una media de goles en contra este curso de 0,77.
Una cifra nada desdeñable teniendo en cuenta que, contabilizando solo los choques oficiales de esta campaña, el Madrid promedia 1,96 tantos a favor (53 en 27 duelos), con Benzema llevando la voz cantante a la hora de definir y asumiendo galones en ataque.
Esa mejora defensiva del equipo ha ido acompañada (y seguramente ligada) de un aumento del protagonismo de la sala de máquinas del conjunto 'merengue'.
Al siempre presente Casemiro se ha unido la mejor versión de Toni Kroos y la explosión definitiva de un todoterreno como Fede Valverde.
Junto a estos tres futbolistas, las irrupciones de Isco y el buen nivel mostrado por un Luka Modric, con un rol diferente al que tuvo, han potenciado la creación y el dominio de los partidos de un equipo que, aunque diferente, sigue mostrando su fiereza competitiva con 'Zizou' a los mandos.