El inicio del Sporting fue digno de una goleada a favor de los asturianos al descanso, pero sorprendentemente, el primer periodo terminó sin goles, a pesar de Burgui.
El ex madridista fue el jugador más peligroso de un equipo que comenzó a hacer trabajar a Rubén desde el minuto 2. Tres paradas consecutivas, dos a Burgui y una a Carmona, comenzarona encumbrar al meta como el mejor de los suyos.
Traoré se encontró el mismo resultado a un cabezazo a escasos centímetros del portero que veía como sus compañeros eran incapaces de llevar peligro hasta la meta de Cuéllar.
Con Aspas en el banquillo, Bongonda y Rossi fueron meros espectadores del juego del Celta, un juego lento, previsible y sin continuidad alguna.
El punto de penalti hizo justicia... momentánea
Pese al arrollador primer tiempo, el descanso llegó con el 0-0 en el marcador. Los locales, sin embargo, abrirían el marcador en la reanudación mediante el tanto de penalti de Moi Gómez tras la pena máxima cometida por Planas.
A partir de ahí, el Celta quiso reaccionar, aunque el Sporting disfrutó de varias ocasiones protagonizadas por Moi, Burgui, Carmona y Traoré, que tuvo un poste, aunque ninguna pudo evitar lo que se avecinaría más tarde.
El partido cambió en sólo un minuto
Jorge Meré vio la roja tras agarrar a un Bongonda que se plantaba solo ante Cuéllar jugada que coincidió con la entrada de Iago Aspas al terreno de juego.
En un sólo minuto, el Sporting pasó de dominante a sumisa presa, especialmente cuando el delantero galledo convirtió en gol la falta de manera muy inteligente, ya que engañó a la barrera al tirar por bajo.
A partir de ahí, el asedio del Celta fue tan claro como estéril, ya que Cuéllar y la defensa local dejaron el partido en un empate que, a modo global, no parece demasiado injusto.
Este resultado no aporta mucho a los objetivos de ambos equipos. Europa sigue lejos para el Celta, mientras que el Sporting necesitaba los tres puntos para huir de la quema.