Algo ha cambiado el 'chip' en el vestuario de Tigres. El cuadro de Ricardo Ferretti no es el mismo que acabó el año pasado proclamándose campeón del Apertura en una gran final ante América.
Los 'felinos' arrancaron el partido con una presión alta, llevando el dominio del partido, pero sin terminar de cercar la meta de Atlas. La intención era clara, pero la finalización carecía de una gran idea con la que abrir el marcador.
Poco a poco, Tigres fue bajando el ritmo en el partido, y fue ahí cuando los 'Zorros' aprovecharon para morder y adentrarse en campo rival. El caballo de Troya había entrado con paso firme, y poco a poco sus soldados se iban asentado en campo enemigo.
Asimismo, Gignac no daba una. El delantero francés se mostró cual faro en pleno oleaje, desorientado, con poca vocación de goleador, y más atento a su intensa pelea con los centrales que a ofrecerse a sus propios compañeros.
Cambio en el futuro del partido
Cuando restaba apenas segundos para el final de la primera mitad, Hugo Ayala remató un centro en propia puerta, y adelantaba a Atlas gracias a un autogol. Los 'Zorros' se marchaban ganando al descanso.
Ferretti movió ficha en el descanso, e introdujo a Zelarayán y Aquino, pero ninguno logró voltear la situación. Además, apareció otra gran estrella: Rafa Márquez. El central mexicano se interpuso en un peligroso disparo de Gignac, para minutos más adelante, sacarse de la chistera una extraordinaria asistencia, para que Matías Alustiza firmase el segundo tanto local.
De este modo, los 'Zorros' conseguían sus primeros tres puntos en el Clausura, mientras que Tigres se sumerge en una pequeña depresión post campeonato. Tocará analizar la situación a fondo.