El Mundial no comenzó aún, pero la palabra amistoso carece de sentido a menos de una semana de la inauguración. Igual que Neymar debe competir ya al máximo para llegar al mejor nivel al inicio de la cita, los rivales se preparan para frenar a futbolistas así. Quedó claro en el arranque del 'bolo'.
Apenas se habían dos minutos de partido cuando probó el sabor del césped por primera vez. Una fuerte patada por detrás, al tobillo dañado. Un claro aviso de que no lo iba a tener fácil. Le dejó unos cuantos segundos quejándose en el césped, le costó levantarse. Algún corazón se paró.
Porque se le vio dolerse bastante y echarse la mano a una zona que no está al cien por cien. Una mala patada ahora mismo le haría perderse el Mundial y dejaría al combinado de Tite sin su mejor bala.
No fue una acción aislada. Antes de llegar a los 20 minutos, entre Prödl y Grillitsch le cercaron en la medular para evitar su avance. Ambos fueron por detrás y prácticamente le placaron. De nuevo cayó y, esta vez, se levantó molesto del suelo a protestar la jugada.
Una reacción propia de quien ha temido realmente no llegar a tiempo a la gran cita rusa y que reconoce veladamente que no se encuentra al cien por cien.
No obstante, las caricias a Neymar parece que serán una tónica cuando eche el balón a rodar en su grupo. Algo que, a estas alturas, no debería sorprenderle.
La segunda mitad no cambió el panorama. A los diez minutos de la reanudación, otra vez una entrada al tobillo mandó a Neymar al suelo. Le valió la amarilla a Prödl. Tan solo un minutos después, le 'tocó' cobrar a Coutinho, quien tuvo que saltar para evitar que una fea entrada subterránea de Schöpf le hiciera serio daño.