Un debut con derrota puede ser el peor de los lastres para una selección en un campeonato internacional, pero Austria consiguió dejar atrás los fantasmas de su caída ante Inglaterra en la primera jornada de la Eurocopa Femenina. Tumbó a Irlanda del Norte, sumó sus tres primeros puntos y lo hizo con suficiencia y profesionalidad.
El dominio del partido fue suyo en prácticamente todo momento. Las norirlandesas, con mucho más trabajo en defensa que en ataque, encontraron, a ratos, en Burns a su mejor jugadora. El problema era que la cancerbera tenía tanto trabajo que hasta se vio cerca de cometer errores de bulto como una mala entrega en la salida de pelota.
Cierto es también que mantuvo las opciones de las suyas cuando eran bombardeadas. Si el resultado acabó en 2-0 y no con más goles, es, en parte, mérito suyo. Como el 2-0 llegó tarde, el 1-0 es lo que dio una pizca de picante a la segunda parte, en la que las visitantes a ojos del videomarcador gastaron los últimos y únicos cartuchos que tenían. Un testarazo de Furness en un córner, su mejor opción y ni puso en apuros a Zinsberger.
Austria sí que dispuso de muchas ocasiones para batir a Burns, aunque su actuación tiene un gran pero. Siendo el equipo que mandaba en casi todo el enfrentamiento, dejó con vida a su rival durante demasiado tiempo e hizo peligrar sus tres puntos. De haber metido una marcha más en los momentos de más confusión entre sus contrincantes, quizá su triunfo hubiera conocido la sentencia antes.
Pero no por ello es menos dulce haber vencido y haberse metido de lleno en la pelea por acceder a las eliminatorias. Bastó al final con golers de Schiechtl un minuto antes de cumplirse los primeros 20 y de Naschenweng para sentenciar en el 88'. En la primera diana, Puntingam botó una falta que rozó a una zaguera en la barrera y le regaló a su compatriota una audiencia a solas con Burns, que poco pudo hacer porque el disparo, de primeras, salió a pocos palmos de su posición. No había margen para reaccionar.
En la jugada de este tanto, reside otra clave para comprender la derrota de las norirlandesas. Cayeron en la mala rutina de cometer faltas para cortar los avances de sus rivales, que, sobre todo en la primera parte, eran las únicas que se personaban más allá de la zona de tres cuartos. De una de estas infracciones nació el 1-0, que acabaría siendo definitivo.
El 2-0, para poner el lacito al choque, llegó de las botas de Naschenweng, que había entrado justamente para los minutos finales y cumplió de sobra. Con los dos equipos listos para asumir el 1-0, recibió el cuero en el área, se marchó en velocidad de McFadden y batió a placer a una Burns que estaba totalmente vendida.
Con esta victoria, las esperanzas de las austriacas de pasar a la siguiente ronda se ven renovadas. Se espera una jornada final de infarto de la que Irlanda del Norte está pendiente de participar. En caso de empate entre Noruega e Inglaterra, ambas contarían cuatro puntos y las norirlandesas estarían matemáticamente eliminadas.