El líder es más líder de Primera División. El Atlético de Madrid ha metido la octava marcha para ir directos hacia el título, esta vez a costa de un Cádiz en el que Negredo fue el islote sobre el que sobrevivió el equipo.
Imperial el delantero del Cádiz, que sostuvo al conjunto de Cervera en los momentos más difíciles y que a punto estuvo de forzar el empate. Pero delante tuvo a un Oblak que, pese a recibir dos goles, volvió a ser uno de los mejores 'colchoneros'.
Este nuevo Atlético de Madrid, el que aprovecha todos los pinchazos rivales, no se puede entender sin la figura de Suárez. Más de uno se estará tirando de los pelos al ver al uruguayo marcar una semana sí, otra también para ir enfilado a por una nueva Liga.
Y es que al hambre de gol del charrúa se le sumó su puntería en uno de sus debes, las faltas. Suárez cogió la pelota y, desde diez metros más allá de la frontal, clavó el libre directo en la portería de Ledesma.
El gol, lejos de hundir al Cádiz, lo revivió. El cuadro de Cervera se apoyó en Negredo, imperial este domingo, para poner en aprietos al mejor equipo de LaLiga. Si en la segunda parte voló por alto, en la primera lo hizo por bajo, con un espectacular disparo cruzado al que nada pudo hacer Oblak.
Fueron diez minutos de auténtico nervio en el Carranza. Del 1-1 se pasó, en el 45', al gol de Saúl, en una especie de remate entre lo increíble y lo ilógico que sorprendió a todos, incluido a Giménez.
La polémica llegó justo antes del descanso, en una mano no pitada a Koke en el área por estar apoyada en el suelo. Gil Manzano pitó el penalti, pero la norma estipula que nunca será pena máxima en esos casos y, tras revisión en el VAR, se anuló.
Del posible 2-2 se pasó rápidamente al 1-3, descanso mediante, también desde el punto de penalti. La suerte sí sonrió al Atlético, que tiene detalles de campeón. Y Suárez, desde los once metros, dejó prácticamente sentenciado el partido.
Los 'colchoneros' desplegaron su mejor juego, pero la boya en ataque, como si fuese un jugador de waterpolo, del Cádiz, salió a la luz. Negredo emergió para poner emoción y dejar en evidencia a la zaga del Atlético.
Con el 2-3, el Cádiz tuvo en la cabeza de Saponjic el empate. Hay quien hubiese maldecido que en su primer partido tras salir del Atlético, el delantero le quitase los puntos, pero de nuevo apareció Oblak.
La reacción fue disipada y, finalmente, Koke sentenció el partido en un gol que tuvo a una paloma como protagonista para volar hacia una Liga que solo tiene un color, el rojiblanco.