Deniz Aytekin, árbitro designado para dirigir el Rumanía-España de clasificación para la Eurocopa de 2020, no tuvo su noche en Bucarest. No hubo una decisión que tomase que no enfadase a alguno de los contendientes.
Aunque el más agraviado fue el combinado español, los rumanos también se sintieron perjudicados por algunas de las decisiones tomadas por el colegiado alemán, en especial en la jugada de la roja a Llorente, pues no son pocos los que consideran que la falta fue penalti.
Una jugada que, menuda sorpresa, también indigna a los españoles, pues dependiendo de la toma parece que Llorente toca balón antes de arrollar a Puscas.
Sea como fuere, esta fue su decisión menos errada. Porque fue fuera del área, y porque la justificación de haber tocado balón, desde el punto de vista del árbitro, no se pudo apreciar.
Hubo otras dos acciones dignas de mención. La primera, a la media hora de juego: la amarilla a Ramos. Aytekin se sacó de la manga que el capitán de España le estaba faltando al respeto a él o a alguien con su celebración y le amonestó. Una amarilla que lastró al central de 'la Roja' el resto del partido.
También fue polémica su actuación cuando al filo del descanso Sergio Busquets se llevó un codazo mientras peleaba por un balón con Puscas. El '9' de Rumanía se protegió braceando y golpeó al mediocentro español.
Esa acción debería haber sido sancionada al menos con amarilla (agresión imprudente), pero aunque Busquets acabó sangrando, Aytekin se lavó las manos y el juego continuó.
Aytekin logró en 90 minutos que las aficiones rumana y española tuvieran algo en común, su completa inconformidad con las decisiones que el turcoalemán estaba tomando.