No fue la mejor despedida, puesto que el fútbol no brilló por calidad, pero sí que dejó un buen sabor de boca al aficionado que acudió este viernes a La Romareda. El Zaragoza llegaba al último choque de la temporada ante su gente, a la que pudo brindarle un triunfo sobre el Lugo, que se logró gracias a Iván Azón y Valentín Vada, dos suplentes que le cambiaron la cara al equipo. Salieron tras el descanso y protagonizaron la jugada del único gol del encuentro.
Necesitó variar el cuadro local después de que en el primer tiempo el Lugo fuese mejor. Y con merecimiento. Solo le faltó puntería a un negado Chris Ramos. Hasta tres tuvo el '16' de los visitantes. Fueron claras la primera, después de fallar solo ante el arquero cuando aprovechó el regalo de Lluis López, y la tercera, en la que remató en el punto de penalti y se topó con un colosal Petrovic.
Le costó al equipo de casa encontrar su juego y permitió que la batuta la llevase su rival. Solo apareció por el área rival cuando Sabin Merino, en una acción algo aventurada, le pegó de volea de la frontal y su envío pasó rozando el larguero. Fue la última del atacante, puesto que fue justo antes del descanso y su entrenador decidió dejarlo en vestuarios en el intermedio.
Fue el momento en el que entraron Azón y Vada, predestinados a salvar a los suyos en el adiós, hasta la siguiente campaña a La Romareda. Antes, Xavi Torres se lo puso más fácil a su rival. El '14' del Lugo tuvo que marcharse antes de tiempo a las duchas después de una dura patada.
Entró con todo sobre Fran Gámez y el colegiado, Moreno Aragón, le enseñó la amarilla. No fue tan benévolo el VAR, que avisó al trencilla y este, una vez vista la acción repetida una serie de veces rectificó: le retiró la amarilla y le enseñó la roja directa. El Lugo se quedaba con uno menos con más de media hora de juego por delante.
No fue hasta los últimos 15 minutos cuando el Zaragoza fue capaz de encontrar portería. Iván Azón se desmarcó al espacio y controló con exquisitez un balón en largo desde su defensa. Llegó a línea de fondo, aguantó y frenó para desequilibrar a su rival y, con mucha inteligencia, se la puso a un Valentín Vada que remató y mandó el esférico al fondo de las mallas.
Los de Rubén Albés no desistieron, buscaron el empate y casi lo consiguieron. Antonetti, que debutaba en Primera División cuando su entrenador le dio la oportunidad de salir al verde, se topó con el larguero y Cuéllar rozó el poste con un disparo colocado. Se dejó llevar el Zaragoza y a punto estuvo de costarle caro, pero pudo irse con una sonrisa de oreja a oreja ante su afición después de una temporada complicada.