Poco se puede decir de un futbolista de la talla de Gareth Bale. El galés, uno de los mejores futbolistas del panorama internacional, volvió a dejarse notar con su país, que estaba de regreso a un Mundial después de 64 años.
Era una fecha muy señalada para los 'dragones' que, sin embargo, salieron muy mansos al terreno de juego. Ni atacaban ni actuaban con agresividad, lo que hicieron fue darle la pelota a su oponente y decidieron esperar a cualquier robo o pérdida.
El plan estaba trazado y Estados Unidos decidió tomar el mando, tal y como estaba previsto. Los 'yankees' fueron capaces de ilusionar a su gente con un buen juego, sin mostrar fisuras en el bloque y rompiendo los inicios de contragolpes de su contrincante.
Musah y Mckennie, en la presión y en los cortes, estuvieron muy acertados y los Pulisic y Weah se dedicaron a complicarle la noche a los defensas. De hecho, Estados Unidos contó con una doble ocasión a los nueve minutos. Una volea de Weah acabó casi en un gol en propia y en la siguiente acción, Sargent, delante del portero, cabeceó a placer y el esférico se estrelló en el larguero.
Eran avisos muy claros y hubo que esperar hasta el 36' para que se abriera el marcador. Pulisic recibió la pelota en una posición inmejorable, vio el desmarque de Weah hacia la izquierda y le dio un pase preciso para que su compañero hiciese la tarea del '9'.
El hijo de George, el único Balón de Oro africano, fue capaz de hacer lo que nunca pudo conseguir su padre: jugar una Copa del Mundo y encima marcar. La dinastía de los Weah continúa con un Tim que hizo un partido excelso hasta que le fallaron las fuerzas.
Era un incordio para sus marcadores. No daba ni un respiro y eso mantuvo atentos a los carrileros de Gales, que estaban más pendientes de cubrir al joven delantero que de subir al ataque. Los minutos pasaban y no había ni rastro de los 'dragones' ni de Bale, que estaba perdido en la nada.
Lo único que hizo en los primeros 45 minutos fue ver una amarilla muy rigurosa. Partido muy discreto, pero esto es fútbol y en la segunda parte cambió la película. Estados Unidos pasó de ilusionar a convertirse en una presa para los de Rob Page y Bale se convirtió en el héroe.
El de siempre
La entrada de Moore tras la reanudación le dio otra cara a Gales, que empezó a carburar y a tener una mayor presencia en el ataque. En el 64', Davies, ante la pasividad de la defensa local, casi igualó la contienda tras un cabezazo en las narices de Turner. Buena parada del portero del Arsenal.
De esa acción salió un córner y Moore se quedó a centímetros del gol. Le faltó nada para poder equilibrar el marcador, pero esto estaba escrito. Tenía que ser Bale, tenía que ser él. Cuando su país más le necesitaba, el jugador de Los Angeles FC aprovechó un saque de banda rápido desde la derecha, recibió la pelota dentro del área y Zimmerman cometió un pecado: le arrolló por detrás y el árbitro pito penalti.
El 'Expreso de Cardiff' tomó la responsabilidad y no falló desde los once metros, con un disparo potentísimo que casi logró desviar Turner. Su primer Mundial, su primer gol y un rugido del 'dragón' que se escuchó en todo el estadio. Un tanto que vale oro, aunque algunos no lo piensen así.
Todavía quedaba tiempo y ambos combinados se buscaron. Los seleccionadores movieron sus banquillos, pero no sirvió de mucho. El empate se mantuvo hasta el final y eso que Bale, en la última, estuvo a punto de pegarle desde el centro del campo tras la salida de Turner, que a cortar una pelota. Justo le agarraron por detrás y ahí murió el partido.