El colmo no es que el Madrid remontase al Celta en menos de dos minutos. Es que el primer gol vino precedido de un inexplicable error de Maxi en la frontal del área rival.
La pérdida se convirtió en una contra letal, y a eso no hay quien juegue mejor que el Madrid. Con un velocista como Bale es todo más fácil.
El galés pidió con vehemencia el balón a Toni Kroos, y el alemán le vio en el momento justo. Balón raso entre líneas, al hueco, y Bale igualó la contienda batiendo con disparo cruzado a un Rubén Blanco que no estuvo especialmente acertado.
7 de enero de 2018
Y redondeó su actuación con otro tanto, apenas noventa segundos después del primero, éste a pase de Isco. El malagueño puso el balón al punto de penalti y Bale sólo tuvo que poner el pie para desviarla lo justo y desmontar a Rubén de nuevo.
7 de enero de 2018
En ambas acciones el Celta reclamó fuera de juego, pero no lo hubo en ninguno de los dos casos.
De poco le sirvió al Madrid este doblete. El Celta buscó el empate, y lo logró en la segunda mitad, un segundo tiempo en el que el Madrid volvió a lucir su habitual apatía.
No lo logró de penalti, un clarísimo penalti cometido por Keylor sobre Aspas y que posteriormente el 'tico', no sin polémica, detuvo al de Moaña. El empate llegó tras un error de Marcelo que deja a los de Zidane a un mundo del Barcelona.