El Barça empezó el año como acabó el anterior: sin perder y volviendo a dar una imagen de equipo sólido que ni tan siquiera evitó el hecho de que Valverde apostara por los suplentes ante el Celta. Los azulgranas se gustaron y merecieron la victoria ante un equipo vigués que también tuvo sus ocasiones y que volvió a poner en aprietos a los 'culés' una vez más.
De salida, el once del Celta asustaba ante un Barcelona plagado de no habituales y que incluso se había permitido el lujo de dejar en la Ciudad Condal a Messi y Luis Suárez. En otras ocasiones, los azulgranas lo hubieran pagado, pero están en un momento en el que no les tose nadie y les sale todo.
En Vigo, Valverde volvió a poner en práctica su efectivo planteamiento de esta 2017-18. Y no por haberlo repetido hasta la saciedad los rivales terminan de pillarle el truco. El Barça contemporizó, cansó al rival y pudo matar en la segunda parte, pero la suerte no estuvo esta vez de su lado.
Los azulgranas se encontraron además con el tanto de José Arnáiz, una especie de Pedro que convierte en gol todo lo que toca. El ex del Valladolid abrió el marcador en una acción excelsa del mejor André Gomes. El luso recuperó en área propia y llegó hasta la celeste, donde rompió a su par y le regaló el 0-1 al de Talavera de la Reina.
El Celta se encontró con el empate en una acción desafortunada de Cillessen y muy acertada de Pione Sisto, que encontró la escuadra con un violento chut. El 1-1 hacía justicia a lo visto en la primera mitad, pero se quedaría corto tras la reanudación.
Mucho José y poco Dembélé.
La segunda parte mostró a un Barcelona mucho más centrado y que dispuso de hasta tres ocasiones para hacer el 1-2, dos de ellas de nuevo en las botas de un inspirado José Arnáiz. Los azulgranas ocupaban mucho mejor los espacios y el Celta no sabía esquivar la presión adelantada 'culé'.
Tras un chut al larguero de Busquets las fuerzas se igualaron y los de Unzué encontraron un nuevo cabo salvavidas en la figura de Emre Mor. El ex del Borussia le ganó la partida a Dembélé y rozó el gol en dos acercamientos, pero quien pudo matar el partido fue Sergi Roberto, que se topó con el palo de Sergio Álvarez en un contragolpe con el tiempo cumplido.
Antes, Valverde había movido el árbol con la entrada del propio canterano, Rakitic y Dembélé. El francés, tan voluntarioso como desacertado, dejó un sabor agridulce en su vuelta a los terrenos de juego, incapaz de desnivelar un partido que se abocó al empate de manera irremisible en los últimos compases.
Todo se decidirá en el Camp Nou, donde el Barcelona contará con un renovado once y con dos hombres muy descansados, un Leo Messi y un Luis Suárez que vieron la ida desde casa. Y con la eliminatoria encarrilada.