Son días de vino y rosas en el Bayern de Múnich. Caen los títulos uno tras otro, ahora el de la Supercopa de Europa. En un equipo de autor, Hansi Flick está en pleno foco. Llegó como interino y ahora es una deidad. Una situación que entronca con el otro gran Bayern del Siglo XXI, el que marcó una época con Jupp Heynckes. ¿Cuál fue mejor? ProFootballDB nos trae el juicio clínico de los números.
El bisturí pasa por aquella temporada 12-13 y por la 19-20, que lleva el bonus track de 14 encuentros con Niko Kovac. 54 partidos dirigió Heynckes, con 46 triunfos, cinco empates y tres derrotas, una máquina. El de hoy en día, tras 52 choques, firma 43 victorias, cuatro empates y cinco derrotas. En porcentaje, la ligera ventaja del ya retirado técnico: 85,19% de triunfos por el 82,69% de ahora.
La victoria cambia de bando mirando el casillero de goles a favor y en contra. 151 y 33, con promedios de 3,28 y 0,61, fueron el bagaje de Heynckes. Este año resultó de 159 y 50, para unos valores medios de 3,7 y 0,96. Es decir, más apisonadora este curso, más sólido siete años atrás. De hecho, dejó la puerta a cero en 30 ocasiones, por 22 de su heredero.
Heynckes firmó un repóker, Flick un triplete. Comoquiera que queda ese periodo mixto con Kovac, estrictamente en la campaña 19-20 computa la derrota en la Supercopa, aunque el actual entrenador ya tiene la que le ganó al Sevilla.
¿Pero qué pasa si miramos estrictamente los números de Heynckes y Flick? La victoria es aplastante para el técnico de 55 años. 92,11% de victorias, 2,63% de empates y 5,26% de derrotas, por los 76,15%, 11,01% y 12,84%, respectivamente del ya retirado, que dirigió exactamente al Bayern desde el 1 de julio de 2011 hasta el 30 de junio de 2013.
Cinco títulos a cuatro gana Heyckes pero con casi el triple de encuentros (109-38); además, Flick necesita solo 9,5 partidos para levantar uno. También en el cómputo de porterías a cero (54-13% vs. 52,63%). Igualmente en fortaleza defensiva (0,66 goles encajados contra 0,71), aunque en la ofensiva (3,28-3,6). Si sigue este ritmo, Flick acabará destrozando sus guarismos.