El Bayern, con dos puntos de ventaja, depende de sí mismo. Una victoria ante el Eintracht o incluso un empate -tiene 17 goles de ventaja- le darían el título. El Dortmund, en cambio, necesita ganar al 'Gladbach y una derrota del Bayern para poder coronarse campeón.
En todo caso, el que el título se resuelva en la última jornada es algo que había dejado de ser costumbre en la Bundesliga.
La última vez fue en el 2009, cuando ganó el Wolfsburgo en la última jornada con una victoria por 5-1 ante el Werder Bremen.
Por ello se ha dicho que la temporada alemana actual ha sido la más emocionante de los últimos años y ha desatado el recuerdo de desenlaces dramáticos en la última jornada en otros cursos más remotos.
Así, por ejemplo, en 2001 el Bayern, que sólo necesitaba el empate ante el Hamburgo a domicilio, se vio en desventaja en el minuto 90. En el minuto 95 Patrick Anderson empató al marcar de falta indirecta.
Lo dramático de 2001 fue que, cuando Anderson marcó, en Gelsenkirchen ya estaba celebrando el título y el júbilo se convirtió en lágrimas.
Menos dramático, pero también memorable, fue lo ocurrido en 2000. El Bayer Leverkusen necesitaba un empate a domicilio ante el ya descendido Unterhaching. Y el Bayern Múnich necesitaba ganarle al Werder Bremen en casa y que el Leverkusen perdiera.
El desenlace parecía tan claro que la ensaladera estaba en Unterhaching, donde todo estaba preparado para entregar el trofeo al equipo de las aspirinas.
Cuando el Unterhaching logró adelantarse por 2-0 y el Bayern ganaba por 3-1, se optó por trasladar en helicóptero el trofeo a Múnich, a 12 kilómetros de distancia.