Bélgica, de ahogada a favorita
Al conjunto de Roberto Martínez le rescató un contraataque de manual sobre la bocina. Una jugada coral que culminó de manera estupenda Nacir Chadli, que apenas llevaba media hora sobre el césped del Rostov Arena
El centrocampista del West Bromwich Albion, un secundario de los 'diablos rojos', había irrumpido en el terreno de juego junto con Moureanne Fellaini otro de los despreocupados habituales en el banquillo de Roberto Martínez.
Los cambios del preparador español fueron un golpe de efecto. Fueron estos dos futbolistas los que, además de llamar a arrebato para enmendar una situación imposible, dos goles de desventaja al cuarto de hora de la segunda mitad contra Japón, se llevaron la autoría de los tantos que dieron un giro al marcador. El futbolista del Manchester United logró el empate. Chadli selló la victoria que pone a Bélgica en el mapa de los cuartos de final.
Los diablos rojos se salvaron de dejar a Rusia 2018 huérfano de otro de los reclamos del torneo. Alemania, España, Argentina o Portugal habían dejado un hueco en su cuarto oscuro particular a Bélgica, plagado de sinsabores a pesar de contar con una generación de futbolistas más que prometedora, con más presente que futuro, pero sin el rédito esperado hasta el momento.
La selección belga lleva tiempo asentada en los elogios. La camada que lidera Eden Hazard y que abrillantan otros como Thiboaut Courtois, Vincent Kompany, Thomas Meunier, Axel Witsel, Kevin De Bruyne, Dries Mertens o Romelu Lukaku, componentes de los grandes clubes del fútbol internacional, no termina de rentabilizar su talento.
Fuera del cartel de Alemania 2006 y Sudáfrica 2010, ya arribó en Brasil 2014 como una de las posibles aspirantes. Se quedó a medio camino también, estancada en los cuartos de final, eliminada por Argentina.
La albiazúl ha sido. históricamente, el freno de los diablos rojos, que fijaron su mejor registro en un Campeonato del Mundo en México 1986, en las semifinales que alcanzaron tras eliminar a España. La selección argentina, de nuevo, evitó un éxito mayor del conjunto europeo. Se impuso por 3-2 y frustró un hipotético acceso a una final histórica.
Fue tal vez la Eurocopa pasada la que mayor dolor causó a Bélgica. En plena madurez, con un plantel asentado, habituado a partidos de enjundia, cayó inesperadamente ante Gales, guiada por Gareth Bale, la revelación del torneo.
El batacazo fue inesperado en Francia 2016 y propició una agitación en el cuerpo técnico. Marc Wilmots fue despedido a los pocos días de la eliminación. Y el español Roberto Martínez fue elegido como sustituto.
La llegada del preparador de Balaguer supuso aire fresco en el combinado nacional belga. Firme en la fase de clasificación, que logró sin contratiempos, ha rentabilizado su nuevo sistema en una fase de grupos impecable.
Máximo anotador en la primera fase de Rusia 2018 presume de un juego fresco, alegre y ofensivo, digno de un once sin fisuras lanzado al ataque. No se vio en Rostov, donde se topó con una situación inesperada. Dos goles en contra al inicio de la segunda mitad y al borde del adiós.
Tuvo capacidad de reacción Roberto Martínez y sus jugadores fe e inspiración para dar un viraje al asunto con la amenaza de la prórroga encima.
Bélgica se salvó. Sigue vivo en Rusia 2018 con las expectativas intactas y la lección aprendida. Espera Brasil en cuartos, en un duelo ilustre con los diablos rojos a un paso de igualar lo mejor de su historia.
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