Después de la tormenta, siempre, o casi siempre, llega la calma. Algo similar deben pensar en Boca, que acumula un total de ocho partidos consecutivos sin perder. Sin mucho brillo ni efectividad, el 'Xeneize' prolongó su estado de felicidad tras vencer a River Plate en el 'Superclásico' hace menos de una semana y logró los tres puntos ante Lanús, colista de la categoría, y que en ningún momento arrojó la toalla.
El héroe, que ya está más que acostumbrado a serlo, fue el mismo que hace menos de una semana. Benedetto, que entró en la segunda mitad, fue el encargado de empujar a su equipo hacia el triunfo.
Pero el comienzo de las hostilidades entre ambos conjuntos fue bien distinto. Los locales tuvieron más presencia en el área de Rossi durante los primeros compases y dejaron al 'Xeneize' prácticamente inoperante.
Poco a poco, los de Ibarra comenzaron a entrar más en juego, aunque sus llegadas tampoco supieron un peligro para Monetti, que tuvo muy poco trabajo a lo largo de la noche.
Con el 0-0 y con el deseo de que los segundos 45 minutos fuesen mejores, se llegó al descanso.
El segundo acto comenzó con cara y cruz para Boca. Ibarra movió el banquillo en busca de soluciones y apenas introdujo dos nuevas modificaciones, Briasco tuvo que salir del campo visiblemente aquejado de su tobillo.
Aunque Lanús trató de profanar la meta 'xeneize', Rossi se erigió como un guardián espectacular. El arquero argentino no tuvo que realizar intervenciones de fantasía, aunque se mostró muy seguro en todas en las que tuvo que hacer acto de presencia.
El 'Granate' comenzó a perder fuelle y Boca, que ni mucho menos desplegó su versión más física esta noche, se aprovechó de ello pasito a pasito. El empate se vislumbraba en el horizonte como la posibilidad más cercana, aunque los 90 minutos todavía tenían guardada una sorpresa para los espectadores.
En el momento certero y preciso, Fabra arrancó una cabalgada en solitario, deshaciéndose de todo rival que salió a su paso y puso medio gol en bandeja para un Benedetto que tan solo tuvo que poner su pie, sus ganas y su calidad para batir a Monetti en el minuto 90.
El banquillo 'xeneize' explotó en júbilo tras el gol y a todos se le vino a la cabeza la euforia desmedida de hace menos de una semana, cuando vencieron a su mayor rival, River Plate. Continúa el estado de felicidad en Boca.