Casi sin entrenar fue titular en su debut a las órdenes de Mourinho. Y no es que no lo hiciera mal, es que firmó un partido soberbio. Jugó 70 minutos y marcó un gol, en la victoria ante el Manchester City.
Su gol rompió el 0-0 inicial, y Son, ya sin el neerlandés en el campo, sentenció a los de Guardiola con el 2-0. No pudo haber soñado con un debut mejor, ni él mismo se lo creía.
Su irrupción ha devuelto la ilusión a una afición que ya tenía asumido que este año sería de transición y que pocas alegrías iba a darles. Qué equivocados estaban.