Destacó desde muy joven en Costa de Marfil. Con 20 años y tras triunfar en su país en las filas del AFAD dio el salto al fútbol marroquí. El Wydad Casablanca lo acogió y su rendimiento fue inmejorable.
Bobley nunca llegó a definir su posición. Atacante, pero no delantero; centrocampista, pero lejos del orden y las labores defensivas. La banda y la mediapunta fueron el hábitat de un jugador que lideró al Wydad hasta ganarse una oportunidad en la mejor liga del mundo.
El Málaga 'post Champions' le incorporó en la temporada 2013-14. Su afición en Marruecos entró en una depresión futbolística e incluso mostraron grandes tifos en su honor a modo de despedida. 21 partidos, tres goles y una asistencia era su carta de presentación numérica. Pero su importancia parecía ir más allá de los datos, además de ser designado mejor jugador del año en su equipo y mejor extranjero del campeonato.
Su llegada a La Rosaleda produjo expectación. Coincidió con la salida de Isco y su fichaje, en el que se invirtió un millón de euros, quedó señalado como el movimiento para reemplazar al ahora 'crack' del Madrid.
Con Bernd Schuster en el banquillo, los blanquiazules esperaban mucho de un futbolista que tardó poco en llevarles la contraria. Nunca llegó a adaptarse a un fútbol que resultó ser una XL para un juego XS. Y no sólo quedó claro en la Costa del Sol, donde apenas disputó 265 minutos en nueve partidos (una asistencia).
En invierno salió cedido al Zulte-Waregem belga. Una liga menor podría intuirse como un buen destino para alguien con apenas un año de experiencia en la máxima categoría del fútbol marroquí. Pero, de nuevo, el fracaso imperó en sus calificaciones: cinco partifos, 302 minutos y de vuelta a España con un 'necesita mejorar' mayúsculo.
El Málaga lo volvió a ceder al Alcorcón, esperando que en Segunda encontrara su fútbol. Estudió más, pero de nuevo se quedó lejos del 5. Un gol y tres asistencias en 18 partidos (648 minutos) entre suplencias y no convocatorias terminaron por dejarle las cosas claras a los dirigentes malacitanos.
Bobley Anderson rescindió su contrato y se marchó a Francia a empezar de cero. Fichó por el Chateauroux del National (tercera categoría) y la cuesta en la que se estaba convirtiendo su carrera sólo hizo ganar inclinación. Un partido, un gol y 83 minutos de fútbol. Hasta ahí se supo de un Anderson del que, ahora y por desgracia, se vuelven a tener noticias.
El marfileño de 26 años se encuentra sin equipo desde 2015, año en el que jugó su único encuentro en Francia. Ahora se ve obligado a vivir en las calles de París sumido en una depresión desde hace tres años que, según varios medios como 'Info Sport et Culture', le ha hecho "perder la cabeza".
El citado medio recoge las declaraciones de un joven compatriota que tiene contacto con Anderson: "Hoy perdió la razón y hace ya tres años que sufre una depresión, vive en la calle y duerme en el suelo. Ya no es demasiado normal. hay que ayudarlo. Aún no es tarde, podemos tratarlo, Con Dios todo es posible".
Según agrega '360 Sport', el futbolista comenzó a perder el norte con el dinero. El salto económico que dio con su fichaje por el Málaga, siempre según el citado medio, no lo supo controlar y comenzó a afectarle en su vida cotidiana. Ahora, varios medios locales piden ayuda para un Bobley desamparado en la enorme París y lejos de una familia de la que no sabe nada desde hace dos años. La cara y la cruz del fútbol en apenas unos años.
9 de octubre de 2018