La Tercera División de Canarias vivió un capítulo bochornoso en el que un jugador agredió a un colegiado al término del encuentro que enfrentaba al Unión Puerto y al Cotillo.
El árbitro decretó el final del encuentro con un 2-2 en el marcador que parece que no contentó al energúmeno que, sin pensárselo dos veces, saltó desde el banquillo al campo.
En su carrera tenía su objetivo más que claro. Al llegar cerca del colegiado, y a pesar del intento de pararlo de compañeros y rivales, el agresor lanzó una botella que impactó en la cara del juez, que tuvo que aguantar una vergonzosa acción.