Lo que pudo ser la pifia de la jornada, de esas que hasta invitan a pensar en amaños por lo inexplicable de la situación, quedó en mera anécdota gracias a los reflejos de su protagonista.
Y es que Daniele Bonera, pese a que no estuvo demasiado acertado ante el Lyon, protagonizó una jugada de gran mérito, si bien fue fruto de su propio e inexplicable error.
Fue a despejar un balón casi bajo palos, y en lugar de eso dio un pase criminal para un Álvaro que no se lo esperaba.
Su compañero en el centro de la zaga corrió a por el balón, pero Memphis y Mariano fueron más rápidos que él. Asenjo tampoco se lo esperaba, y cuando reaccionó ya era tarde.
Por suerte, Bonera vio venir el fallo desde el momento en el que le pegó al balón. Se tiró al suelo, se estiró todo lo que pudo y tapó cuanta portería fue capaz con su metro 83 de altura. Y lo logró.
22 de febrero de 2018