La victoria del Valencia sobre el Villarreal provocó un éxtasis en la capital del Turia. Tras siete partidos sin conocer la victoria, los 'ches' volvieron a sumar tres puntos en un partido planteado tácticamente de forma distinta a los anteriores. El cuadro de casa defendió mucho más encerrado y volvieron las tres claves de Bordalás.
La primera fue la agresividad y la solidaridad del equipo en el terreno de juego. Fue el quinto encuentro del curso en el que los valencianistas cometieron más faltas que su rival. Ante el 'submarino amarillo', se vio un Valencia más bronco que en citas anteriores que no reusó el contacto.
Por otro lado, el no encajar goles. La renuncia de la habitual presión en bloque y apostar por una defensa más cerrada dio sus frutos al preparador alicantino. Los nueve remates recibidos (solo uno a portería) suponen el segundo registro más bajo de la temporada.
Por último, la verticalidad. El equipo miró para adelante y rehusó de los pases horizontales. Bordalás no quedó satisfecho del juego ofensivo ante el Mallorca y decidió apostar por la rapidez en las salidas, algo que le funcionó y logró batir a los amarillos por 2-0.