En Lille, se disputó, sun lugar a dudas, uno de los partidos más tediosos que hemos visto en la presente edición de la Eurocopa en el que todo pasó en los últimos quince minutos.
Irlanda, que se jugaba el pasar a octavos de final si lograba la victoria, lo intentó a lo largo del partido, pero evidenció su falta de calidad para hincar el diente a una Italia 'B', ya que Conte sacó a casi todos los suplentes.
Los primeros cuarenta y cinco minutos transcurrieron sin muchas ocasiones claras. Un disparo lejano de Hendrick que se fue lamiendo la escuadra de Sirigu y una buena parada del guardameta italiano, fue todo lo que pasó en la primera parte.
Pudo llegar el gol en el primer acto si el colegiado llega a ver un penalti que cometió Bernardeschi sobre McClean. El futbolista de la 'azzurra', metió el codo en la trayectoria del 'Green Army' y lo trabó, pero el árbitro no vio nada punible en la acción.
Más de lo mismo en el segundo acto
La segunda parte no cambió en absoluto la tónica del partido. Italia estaba muy segura atrás e Irlanda no tenía la calidad suficiente para superar a la zaga italiana. Cuando lo conseguía, la falta de puntería de los irlandeses echaba por tierra sus ocasiones.
Coleman tuvo la opción más clara en una internada dentro del área, pero su disparo se estrelló contra Ogbonna. Hasta el minuto 77, esa fue la oportunidad más clara de ambos equipos. Con eso, se dice todo lo divertido que pudo ser el encuentro.
Lo dejaron todo para los últimos quince minutos
Y es que en el citado minuto, Lorenzo Insigne, que acababa de salir del banquillo, tuvo la ocasión más clara para Italia. El talentoso futbolista del Nápoles disparó desde fuera del área y su remate se estrelló contra el palo izquierdo de la portería defendida por Randolph.
Irlanda respiró hondo tras el susto y tuvo el gol de la victoria en las botas de Hoolahan. El centrocampista del Norwich recibió un balón en área pequeña y, con todo a favor para batir a Sirigu, estrelló el esférico contra el cuerpo del guardameta italiano, que salvó a su equipo.
Pero los irlandeses, espoleados por una afición incansable, no se rindieron. Fue Hoolahan el que puso un balón medido a la cabeza de Brady, que remató con el alma a la red tras aprovecharse de la mala salida de Sirigu. El estruendo de la afición irlandesa se escuchó en todo Lille.
Con ese gol, Irlanda se clasificaba para los octavos de final en los que se verán las caras con Francia. Los irlandeses buscarán vengarse de su eliminación a manos francesas en la repesca del Mundial de Sudáfrica, en la que Henry decidió la eliminatoria con un gol tras controlar un balón con la mano.
Por su parte, a los italianos les ha servido el partido para dar descanso a los titulares, pero poco más. El hecho de que, pasase lo que pasase, ya fueran primeros de grupo, no habrá ayudado a la motivación de los suplentes, que han evidenciado que Conte no tiene motivos para confiar en ellos por delante de los titulares.