No hubo color en el partido entre Fluminense y Antofagasta. El choque fue un monólogo del conjunto local, que en ningún momento permitió que los chilenos tuviesen la más mínima oportunidad.
Los de Diniz prepararon bien su maquinaria de asedio. Si bien la falta de algunos jugadores clave como P. H. Ganso no se notó en el ritmo del encuentro, sí que echaron de menos un cañón que derribase el muro.
Durante los primeros 45 minutos, el 'Fluzao' lo intentó más por pasiva que por activa. Es decir, su dominio del balón fue total, llegando incluso a tener picos del 80% de posesión.
Pero había un problema, durmieron hasta a las ovejas. El cuero no tenía velocidad en su circulación y de esta guisa era imposible descolocar a los defensores de Antofagasta.
Sólo en los últimos cinco minutos llegaron las mejores ocasiones. La más clara fue para Matheus Ferraz, que remató una falta botada desde el costado derecho pero que sacó bajo palos Hurtado.
Llegó la artillería ligera
La segunda parte comenzó igual que acabó la primera. El dominio de los locales fue incontestable. Antofagasta no era capaz de salir de la cueva y los pelotazos eran recuperados rápidamente por el 'Flu'.
Pese al férreo control brasileño, la primera ocasión clara fue visitante. Sandoval lo intentó con un disparo muy lejano pero no consiguió inquietar a Rodolfo que mandó el esférico a córner con mucha seguridad.
A partir de ahí fue un no parar de oportunidades de Fluminense. En las jugadas a balón parado, Matheus Ferraz era el hombre que siempre estaba en el sitio ideal para rematar todos los balones.
Ya fuera por las acciones de Hurtado o por la mala puntería de los brasileños, el marcador continuó inamovible. Henrique disparó desde dentro del área tras un córner, pero se encontró con el guardameta.
A falta de diez minutos para el final fue el turno de Yony, que estrelló el balón en la madera. En definitiva, mucha voluntad por parte de los brasileños que se quedó sin premio.
Antofagasta consiguió un gran resultado para el partido de vuelta que se jugará en tierras chilenas. Los brasileños deberán sacar la artillería pesada si no quieren llevarse un buen susto en la cordillera andina.