Nacido en Wuppertal, ciudad alemana de la región de Renania del Norte-Westfalia, en el año 1987. El joven, con ascendencia siria, tuvo la oportunidad de destacar como futbolista, sin embargo la dejó escapar por otros intereses de carácter religioso.
Incluso, debutó con la selección nacional Sub16 y Sub 17 de Alemania, en la que llegó a coincidir con estrellas actuales del panorama futbolístico como Boateng (Bayern de Múnich) o Dennis Aogo (Sttutgart).
Mientras jugó al fútbol, ocupó la demarcación de defensa central. Comenzó a brillar en los juveniles del Bayer Leverkusen y, de allí, dio el salto a equipos profesionales. Primero Hertha Berlín y, más tarde, Hamburgo.
Algunas personas que lo conocieron aseguran que fue una lesión de rodilla, que afectó al ligamento cruzado, lo que hizo que el joven jugador perdiera interés en el fútbol y comenzase a poner su atención en el problema bélico en Siria.
Burak fue, poco a poco, perdiendo interés en el deporte que practicaba, llegando a segurar que ni el dinero ni su carrera le importaban. Paralelamente empezó a sentir un sentimiento de injusticia ante lo que ocurría en Siria y decidió tomar cartas en el asunto.
Comenzó invirtiendo parte de su dinero en el envío de medicamentos y alimentos a la zona en guerra. Pero pronto sintió que lo que hacía no era suficiente. A los 20 años, y jugando para el Aachen, decidió retirarse del fútbol.
Hizo las maletas, y con su mujer y sus dos niños, se marchó definitivamente a Siria. Previamente había estado leyendo e informándose sobre la guerra santa, lo que le llevó a alistarse como soldado en el ejército del ISIS.
La historia de Burak llegó a su fin el 11 de octubre del 2013, cuando en pleno combate en la ciudad de Azaz, un bombardeo aéreo acabó con su vida.