El Cádiz llegaba muy necesitado de puntos al Sánchez-Pizjuán, pero se encontraba con dos impedimentos: nunca había ganado como visitante en esta Liga y no había sido capaz de vencer al Sevilla en su casa en competición oficial. Pero los de Pellegrino supieron reponerse a las adversidades y lograron un triunfo que se materializó gracias a una bella jugada entre Juanmi, quien dio la asistencia, y Sergi Guardiola, quien introdujo el balón en la red. Y es que el de Manacor sí cree en los milagros, como ya hiciera en el Córdoba de la campaña 2017-18, que se salvó de descender de Segunda División tras ganarlo prácticamente todo.
El encuentro comenzó con un Sevilla más dominador que tenía la intención de darle una alegría su afición a pesar de no jugarse nada. Por su parte, el Cádiz empezó nervisoso sobre el terreno de juego, lógico debido a que se trataba de una final por la permanencia. Los de Quique Sánchez Flores tuvieron los primeros acercamientos, pero sin demasiado peligro. Los gaditanos apenas pisaban el área de Nyland.
Tras los primeros compases de partido, este comenzó a abrirse y ambos conjuntos llegaban al área rival cada vez con más frecuencia. Pero los dos equipos se dedicaron a centrar y centrar sin colocar a sus rematadores balones de calidad que les ofrecieran opciones para finalizar a portería.
A medida que avanzaba la primera mitad, el Cádiz dio un paso al frente, probablemente, impulsado por la necesidad. El Sevilla no tenía problema en esperar e intentar aprovechar alguna buena transición a la contra. Pero los de Mauricio Pellegrino no fueron capaces de transformar esa mejora en goles, y no porque no acabaran de tener ocasiones claras. En las botas de Robert Navarro estuvo el primero del encuentro, pero el ex de la Real estrelló su tiro en el larguero tras dejar atrás a varios rivales. Más increíble aún fue el fallo de Chris Ramos. El gaditano lo hizo todo bien en un mano a mano ante Nyland hasta quedarse completamente solo y con el noruego fuera de la portería. Todo el mundo ya celebraba el tanto, pero, a la hora de rematar a puerta vacía, su disparo se marchó directamente fuera. Nadie en el banquillo se lo podía creer, el delantero no sabía dónde meterse tras su grave error.
En la segunda parte, el conjunto amarillo salió con menos nervios y más decidido a buscar el gol de la victoria, pero el Sevilla no tardó en reaccionar. Los hispalenses le quitaron el balón a los gaditanos y daba la sensación de que el tanto local estaba más cercano que el visitante.
A medida que el segundo periodo avanzaba, más por necesidad y empuje que por buen juego, el conjunto de Pellegrino empezó a bombardear la meta de Nyland y tuvo ocasiones muy claras. Los amarillos volvieron a perdonar en varias intentonas y todo hacía indicar que la falta de puntería podía condenarles al descenso.
El encuentro agonizaba y se rompía. Los sevillanos estuvieron a punto de echar una mano a Celta, Rayo, Mallorca y Las Palmas en varias transiciones rápidas que no supieron finalizar correctamente. Por suerte para el Cádiz, Ledesma no tuvo que recoger el balón de la red y la esperanza de lograr los 3 puntos seguía latente.
Finalmente, una mágica asistencia de Juanmi y una gran definición de Sergi Guardiola (ambos entraron desde el banquillo) derribaron el muro del portero noruego y confirmaron la primera victoria como visitante del Cádiz en esta Liga. El triunfo permite seguir soñando a los gaditanos con la permanencia, aunque aún les quedan dos finales ante Las Palmas y Almería.