El Inter de Milán empezó muy fuerte el partido frente a la Roma. El cuadro de Mourinho solo pudo aguantar 15 minutos hasta que Çalhanoglu abrió el marcador con un gol olímpico de churro.
El turco tomó la responsabilidad en un saque de esquina y sorprendió a todos al chutar prácticamente a portería. El balón cogió un efecto, nadie le dio y le pasó por debajo de las piernas a Rui Patrício.
El portugués no estuvo demasiado afortunado bajo palos y se quedó con cara de pocos amigos después del tanto. La cantada del cancerbero fue determinante para que su equipo bajara los brazos.
Y es que poco después, Dzeko, el que fuera futbolista de la Roma, anotó el segundo tanto del encuentro. El delantero no lo celebró por su pasado en los 'giallorossi'.