Las expulsiones de Mascherano y Banega, con el reglamento en la mano, no admiten discusión alguna. Último jugador de campo que corta con falta una clara acción de peligro es tarjeta roja directa.
La de Carriço fue más cuestionable. El defensa barrió a Messi con una entrada a destiempo y Del Cerro Grande le mostró la tarjeta amarilla por ello.
En ese momento se volvió loco y comenzó a gritar al colegiado, que aguantó estoicamente el chaparrón. Carriço se dio la vuelta y continuó voceando algo y haciendo aspavientos con los brazos.
Del Cerro Grande echó mano de nuevo a su bolsillo y le enseñó de nuevo la amarilla, y a continuación la roja. El Sevilla se quedaba con nueve efectivos, y el árbitro hacía el gesto con los dedos de que Carriço había hablado de más.
Por mucho que protestasen los jugadores del Sevilla, la decisión estaba tomada. Podía parecer desproporcionada, terminar de matar el partido de esa manera, pero el acta no deja lugar a dudas.
"En el minuto 119 el jugador (6) Martins Carrico, Daniel Felipe fue amonestado por el siguiente motivo: Derribar a un contrario en la disputa del balón", apuntó Del Cerro Grande sobre la falta.
La expulsión la justifica de este modo. "En el minuto 119 el jugador (6) Martins Carrico, Daniel Felipe fue expulsado por el siguiente motivo: Tras ser amonestado protestó de manera ostensible gritándome a escasa distancia de mi persona diciendome 'marica'", escribió el árbitro.
También se entiende por qué se expulsó a un ocupante del banquillo blaugrana. "En el minuto 83 el técnico De La Fuente Morato, Jose Ramon fue expulsado por el siguiente motivo: Protestar reiteradamente una de mis decisiones con los brazos en altos desde el banquillo, habiendo sido advertido previamente por el cuarto árbitro", permitiendo poner fin a la discusión de si fue porque se arrojó una botella al terreno de juego o no.