Venezuela y Perú se vieron las caras en el Mané Garrincha de Brasilia por la última jornada del Grupo B de la Copa América. La 'Vinotinto' tuvo la última bala en la recámara de cara a meterse en la siguiente ronda, pero la 'Blanquirroja' no se lo iba a permitir.
El encuentro comenzó muy igualado entre ambos conjuntos. Sin embargo, poco a poco se evidenció que los de Gareca no salieron al campo a pasearse ni mucho menos y Lapadula fue el más activo en los primeros compases.
Venezuela, aunque no dio para mucho, tenía la obligación de ir al ataque si quería evitar el desastre. Y así fue, se lanzó al ataque, pero se confirmó el desastre. Como en la vida misma, en el fútbol también hay pobres y ricos y a la 'Vinotinto' le tocó hacer el papel más triste en esta película.
El destino pudo cambiar si Córdova hubiese anotado esa ocasión manifiesta de gol ante Gallese. Sin embargo, otra vez, los venezolanos adoptaron el papel de 'cenicienta' en el compromiso. El '11' recogió el rechace tras el tiro de Savarino y totalmente solo envió fuera lo que pudo ser el milagro de su Selección.
Dejando a un lado las lamentaciones, Venezuela se levantó de esta caída y trató de darle la vuelta a la situación. Por un momento, la suerte le sonrió y se colocó virtualmente en la siguiente ronda, ya que Ecuador comenzó por debajo en el marcador ante Brasil.
Así finalizó la primera parte y todo hizo presagiar un tácito acuerdo que clasificase a ambas para los cuartos de final de la competición.
Pero las desgracias vienen de dos en dos y la felicidad venezolana se apagó al comienzo de la segunda mitad. Saque de esquina favorable a Perú y balón que, tras varios rechaces, llegó a la cabeza de Carrillo. El ariete no perdonó y dejó enmudecido a toda Venezuela.
Peseiro movió el banquillo para dar soluciones al equipo y dar intentar la machada. La entrada de Soteldo y Josef Martínez dotó de aire fresco a la 'Vinotinto', que lo intentó sin descanso hasta el pitido final.
Perú se hizo amo y señor del control de la pelota. No tuvo prisas, lo tenía ya todo hecho y se dedicó a mantener el resultado. Por el contrario, la crispación se apoderó de la banda de Peseiro, que vieron como poco a poco se diluyeron sus esperanzas del milagro.