Fue un partido por etapas en el que hubo tiempo para todo. Los de Míchel mostraron su buena cara de 2019, pero también dejaron patente los problemas atrás. La Real, con muchos problemas para sacar el balón desde atrás, se puso en manos de Oyarzabal.
Aunque no hubo igualdad continua, sí que se puede hablar de ella al hacer valoración del encuentro. El Rayo comenzó mucho más fuerte y abrió brecha en el marcador, pero quizá por la ventaja dejó de apretar y la veleta cambió de dirección.
Un inicio eléctrico
Solo necesitó el Rayo seis minutos, los comprendidos entre el 22' y el 28', para dejar una doble firma en el marcador. El cuadro vallecano mostró desde el principio que sabía cómo anular la salida de balón de la Real, que fue una mera espectadora durante la primera media hora.
Primero fue Comesaña con un misilazo desde 25 metros y poco después lo hizo Embarba de picadita aprovechando un gran pase filtrado de De Tomás. La Real se vino abajo y la grada, arriba, pero un despiste le costó caro al Rayo.
Un fallo para revivir
Rozando el descanso, el marcador se acortó por un remate de Héctor Moreno. El defensa aprovechó un error rayista a la hora de defender un balón parado y remató completamente solo dentro del área. Ese tanto subió los ánimos de la Real y cambió el partido.
En la segunda mitad sí que hubo igualdad y en esa tesitura, la Real sacó partido de su poderío arriba. El Rayo, algo más cansado, bajó la presión y el combinado 'txuri-urdin' tuvo las puertas abiertas al contragolpe.
En uno de ellos nació el cuarto gol del partido, obra de Willian José y gestado con un magnífico pase filtrado de Oyarzabal en el 81'. Hubo tiempo de más, pero Rulli le quitó el ansia de ser superhéroe a De Tomás con una estirada de otro planeta a instantes del final.
Con el reparto de puntos, el Rayo (20) se queda a solo uno de salir de la zona de descenso, que la delimita el Celta con 21. Por su parte, la Real se aleja de la zona europea, que ya le queda a cinco puntos tras la victoria del Getafe.