Tras marcar este gol de bella factura, Mario Gjurovski, del Muangthong United de Tailandia, decidió celebrarlo de una manera especial.
El jugador se bajó los pantalones, quedándose en calzoncillos, y se los colocó sobre la cabeza... Parece ser que al árbitro no le hizo tanta gracia como a los aficionados, porque le sacó la roja y Gjurovski se fue a las duchas antes de tiempo.