Ha sido un partidazo. De acuerdo, no había nada en juego, y tanto Celtic como Betis rotaron y jugaron con muchos suplentes, pero el espectáculo no se resintió. Ganaron los escoceses 3-2, pero los andaluces hicieron méritos no ya para empatar, sino incluso para haber goleado.
El Celtic saltó al campo como si le fuera la vida en ello, y como consecuencia el ritmo fue desde el primer minuto altísimo. El Betis, sorprendido por ello, no pudo tener el control del esférico y sufrió por ello.
Y, además, los de Pellegrini salieron al partido adormilados, y recibieron gol en la que prácticamente fue la primera llegada de sus rivales. Dos saques de esquina consecutivos, en el primero estuvo a punto de caer el tanto y llegó en el segundo.
Abada lo puso en el primer palo y ahí Welsh lo cruzó con un buen testarazo lejos del alcance de Rui Silva. El Betis había encajado el primer gol casi sin salir del vestuario, a los tres minutos.
Poco a poco fue asentándose sobre el terreno de juego el equipo verdiblanco (hablamos del español, que hoy, como en la ida, vestía de azul), y poco a poco empezó a acercarse a los dominios de un Bain que estuvo lejos de tener su mejor noche.
Lainez, muy activo en esta primera parte, se llevó patadas de todos los colores y todos los sabores, y protagonizó una de las acciones polémicas del partido, al exagerar un forcejeo con Soro que le costó las iras de la afición local.
Entonces empezaron los problemas del Celtic con las lesiones. El cuadro escocés, que rotó para este intrascendente duelo, pues hicieran lo que hicieran ellos y sucediera lo que sucediera en el otro duelo, sus puestos ya estaban decididos, perdió por lesión a su delantero suplente, y después al titular que entró a reemplazarle por dicha lesión.
Mientras tanto, el Betis crecía, y llegaba cada vez con más peligro a la meta rival. Parecía casi milagroso que ninguna entrase, y llegada tras llegada, el Betis se estrellaba en el muro verdiblanco (de los verdiblancos escoceses ahora), o perdía la ocasión por fallos propios.
El primer tiempo acabó con un bombardeo exagerado del Betis sobre el arco de Bain, un flan bajo palos que todavía tenía mucho que temblar hoy, incluido un tiro de Paul al larguero con el tiempo cumplido.
El Celtic casi agradeció el descanso, y saltó al segundo tiempo con energías renovadas, dispuesto a volver a pillar a su rival con el paso cambiado, pero no ocurrió.
El partido se convirtió en un intercambio de golpes que hizo las delicias de los aficionados, hasta que mediado el segundo periodo el caos se hizo fútbol y los goles se sucedieron a toda velocidad.
Primero empató el Betis, con un disparo de Borja Iglesias que pegó en el palo y que rebotó en la pierna de Bain, justo lo que el trémulo portero necesitaba para terminar de ver minada su moral.
Después, la lesión de Furuhashi, quien a su vez había entrado por Ajeti en la primera parte, igualmente lesionado. Y tras ese parón, más goles.
Hizo el 2-1 el Celtic tras un error de benjamines de Édgar y Miranda. Ninguno de los dos fue capaz de sacar el balón de la frontal de su área y lo perdieron. Johnston centró y Henderson, quien había entrado por el delantero japonés, deshizo de nuevo la igualada.
El empate volvió al marcador en la siguiente jugada, cuando Canales filtró un balón entre líneas para la carrera de Borja Iglesias, y este batió a Bain con una buena definición.
Pero esto no había acabado, porque en el 78', solo nueve minutos después del autogol de Bain, el Celtic volvió a marcar, ahora de penalti, tras el derribo de Édgar a Abada. Turnbull engañó a un Rui Silva que tampoco tuvo hoy su mejor noche y firmó el 3-2 que casi de manera milagrosa fue definitivo.
Porque en esos diez minutos finales, que a la postre fueron 20 por el añadido, tanto Celtic como Betis pudieron marcar más goles. Los verdiblancos de Glasgow de hecho lo hicieron, pero el VAR les anuló el 4-2 por fuera de juego. Y en la penúltima jugada, Johnstone se equivocó al dar el pase de la muerte y se perdió otra buena oportunidad.
Los verdiblancos de Sevilla a punto estuvieron, pero de nuevo el travesaño se cruzó en su camino, para repeler el remate de Juanmi.
Fue un espectáculo de fútbol para decir adiós a la fase de grupos de la Europa League, y eso que no había nada en juego. Quién lo hubiera dicho tras ver cómo pelearon este intrascendente partido Celtic y Betis. Solo cabe preguntarse qué hubiera ocurrido en Celtic Park de haberse jugado algo...