El Huesca-Real Madrid empezó de forma frenética. Tras dos llegadas de los locales, el conjunto blanco sacó su calidad y pegada a relucir en el minuto ocho. Un golpe que llegó muy temprano.
Álvaro Odriozola condujo el esférico por el carril derecho y esperó la llegada de sus compañeros. Con Benzema bien cubierto, el lateral optó por dársela a Bale, que llegaba como un avión por la otra banda.
Un centro milimétrico hizo que el galés se preparara bien el golpeo de primeras. El extremo, sin esperar a que botase en el césped, voleó al fondo de las mallas de Jovanovic.
Una de las armas de este Madrid es el contraataque y se volvió a confirmar a los pocos minutos de partido. El 0-1 dejó sin palabras a un estadio que vio por primera vez al equipo blanco.
9 de diciembre de 2018