Es una final por el ascenso y por el césped artificial

Los clubes de la Primera División Escocesa plantean una prohibición absoluta del césped artificial a partir de la temporada 2026-27. El problema es que los equipos que no pertenecen a la élite podrían sufrir para encajar los costes derivados del cuidado de sus tapetes hasta el punto de tener que emplear el 22% de sus ingresos de una campaña. Hay cuatro entidades que han alzado la voz contra la medida y una de ellas está clasificada para el 'play out' por el ascenso o la permanencia.

Son los Raith Rovers, que se enfrentarán al Ross County en el campo, pero que ya lo están haciendo en los despachos. Han publicado, junto al Falkirk, el Hamilton y el Queens of the South, un documento en el que presentan su propuesta alternativa a la mencionada en el párrafo anterior. No le ven ningún sentido a que se les haya desoído de la forma tan descarada como la que se puede interpretar del tono de su comunicado, así que aluden a los propios aficionados de los integrantes de la categoría de oro para que ellos hagan presión.

El escrito desgrana el modelo de negocio que habría que acometer para adaptarse a los preceptos de la Premiership. Calcula que habría que asumir más de 310.000 euros entre contrataciones de nuevos empleados, compras de terrenos para el sénior y para las academias, mantenimiento de la hierba semanal y anual y lo que se dejare de ganar por no poder utilizar las actuales instalaciones de cada plantilla.

A principios de temporada, la prohibición del césped artificial recorrió todos los medios porque se profirió una mala interpretación de una decisión de la Unión Europea. El organismo no había puesto fin a esta alternativa al suelo natural, sino que había cortado la venta de su "relleno granular", es decir, de las bolitas que toda persona que haya jugado en un equipo local cuando era pequeño ha sentido entrar en sus botas.

Además, la UE advirtió de que daría ocho años de margen para aplicar los cambios inherentes a ello, de modo que empezarán a ser efectivos a partir de 2031 y ni siquiera implican el fin del césped artificial, sino su adaptación a un futuro que, se defiende, será más sostenible así. En la Primera Escocesa, no solo estudian eliminar los campos de césped artificial al completo, es decir, con o son bolitas, sino que lo quieren hacer con solo tres años de margen, cinco menos de lo que el Viejo Continente propone.

 

May 22, 2024

Raith Rovers, Falkirk, Hamilton y Queens of the South se quejan de que, en caso de que este tema salga adelante, habrá infinidad de equipos que ni siquiera podrán plantearse llegar a la élite a largo plazo porque ello supondría una serie de costes inasumibles. No piensan únicamente en los escudos que, actualmente, se encuentran en Segunda, sino también en aquellos que tratan de ir subiendo peldaños desde divisiones aún menores.

De hecho, las cuatro voces van a más y plantean que, si tan claro tiene la Premiership que quiere implantar esta prohibición, debería proporcionar ella misma, a los equipos que asciendan, el dinero necesario para acometer las modificaciones. El comunicado disonante incluso apunta directamente a que, gracias al mecanismo de solidaridad de la UEFA, conjuntos como el Celtic de Glasgow o el Rangers se están embolsando más de 6 millones de euros por curso y, pronto, verán esta ayuda subida a más de 10.

Lo que los 'rebeldes' de Escocia defienden es que se use parte de ese dinero para compensar a quienes alcancen la élite para que su adaptación no suponga una privación de mayor margen para competir. Al fin y al cabo, si hay un gasto de más de un millón de euros en eliminar el césped artificial, ese dinero no se podrá usar no solo en el mercado de fichajes, sino en otras lindes que podrían influir en el mantenimiento, a largo plazo, de una plantilla en Primera -fisioterapia, instalaciones, medicina...-.

Pero, entonces, ¿cuál es la alternativa que se ha presentado? Una batería de reglas para que el césped artificial continúe, pero que lo haga bajo unas condiciones de calidad muy exigentes. Raith Rovers, Falkirk, Hamilton y Queens of the South utilizan, en su documento, varias líneas del reglamento de la UEFA para evidenciar que esto no es fruto de la fantasía, sino una posibilidad digna, al menos, de estudio. También se cita un ejemplo que, al recuerdo, hará sentir escalofríos a Pep Guardiola: el Young Boys-Manchester City de la Champions League de esta misma temporada. Haaland marcó un doblete sobre césped artificial y no pasó nada.