De esos seis afortunados, tan sólo tres formaban parte de la plantilla de Chapeco: Alan Ruschel, Helio Neto y Jackson Follmann. El resto de supervivientes fueron Erwin Tumiri (mecánico de aviación), Ximena Suárez (azafata) y Rafael Henzel (periodista brasileño).
Alan Ruschel, fue el futbolista con más suerte. Sólo sufrió daños leves en la columna vertebral y pudo volver a jugar varias semanas después del accidente. Cuenta sus partidos por ovaciones... y no es para menos. Es el actual capitán del equipo brasileño.
También puede dar gracias Hélio Neto por cómo le tocó vivir la tragedia. El defensor tuvo serios problemas de rodilla y tuvo que ser operado varias veces, pero ya encara la recta final de su recuperación. Ha vuelto a trabajar con sus compañeros y en 2018 volverá a vestirse de corto.
La desgracia sí castigo más a Jackson Follmann, guardameta, que sufrió la amputación de su pierna tras el accidente. Salvó su vida, aunque a un gran precio. No obstante, no ha perdido su pasión por el fútbol. "Volver a practicar este deporte es demasiado placentero. Ahora valoro las cosas más simples de la vida, las que pasan desapercibidas. El simple hecho de ir al baño, besar a las personas que amas", explicó en una de sus últimas entrevistas. No podrá volver a jugar de manera profesional, pero sí espera poder hacerlo en torneos paralímpcos.
Erwin Tumiri, el mecánico del avión, que salió casi ileso del accidente, casi no se ha dejado ver públicamente tras el accidente. Su entorno aseguró en varias ocasiones que se encuentra sumido en sus estudios.
Para Rafael Henze, la vida dio un giro de 180 grados. "Después de la tragedia viví el momento más emocionante de mi vida: narrar el primer partido de Chapecoense, el amistoso ante Palmeiras", reconocía emocionado el periodista. Meses después del accidente publicó el libro 'Viva como si estuviera de partida', en el que relata todo lo sucedido el día del accidente.
A Ximena Suárez, la vida le trató de manera parecida. Precisamente presentará otro libro en el que, según ella "se podrán leer cosas que nunca se dijeron". Reconoció públicamente que sigue muy afectada y que no tuvo fuerzas ni para celebrar su primer cumpleaños (12 septiembre) tras la tragedia.