La estancia de Neymar en Francia está generando tanto fútbol como controversia. Sale a altercado por semana. El último: no cederle otro penalti a Cavani para lograr cuatro goles y el consiguiente enfado del Parque de los Príncipes. El brasileño respondió al enfado con más mosqueo y, dicen, no se presentó a la celebración del triunfo previsto para después.
Neymar ha sido apuntado por sus salidas nocturnas y también por su comportamiento en el vestuario. Mientras en Barcelona estaba a la sombra de Leo Messi a todos los niveles (salvo cuando viajaba a Brasil para el cumpleaños de su hermana...), en París su ego está chocando con el de otros futbolistas de fuerte carácter. Cuando el lío de los penaltis parecía zanjado, volvió otra vez. A Unai Emery se le acumula el trabajo.
Y aun así, todo el que se acerca a Neymar destaca su forma de ser, su alegría, humildad y saber estar. "No saben nada, Neymar es de buen corazón", afirma Thiago Silva. "Desde que llegué, me puso bajo sus alas y me integró. Incluso antes de llegar al PSG me mandaba mensajes: '¿cuándo vienes?", cuenta Mbappé. "Es una desgracia que silben a Neymar, no son gratos", declara Meunier. Fue sonada la defensa de Tité, seleccionador de Brasil, que llegó a hacer llorar al futbolista.
Una estrella de rock
¿Por qué si Neymar es tan buena persona no para de dar problemas? No hay una respuesta clara. Lo que queda meridianamente claro es que es un futbolista con calidad para convertirse a corto plazo en el mejor del mundo con al mismo tiempo una agenda más propia de una estrella de rock: anuncios, pasarelas, viajes exprés para cenar con artistas, pilotos, estrellas de la NBA, modelos...
De fondo, el interés del Real Madrid. El club blanco no quita ojo a Ney, pero sabe lo que le rodea. Su padre y agente ya lo sacó del Barcelona y se da por hecho que volverá a mover hilos para repetir proceso, en esta ocasión con el Madrid como destinatario.
Futbolísticamente, no se le puede poner un pero a la temporada de Neymar. Abusa semanalmente de sus rivales y marca goles para ver repetidos una y otra vez. Extradeportivamente, el chico bueno no para de hacer travesuras...