El 'milagro de Simeone' no es haber ganado un buen montón de trofeos (ocho, que no está nada mal). Es haberlo hecho con un gasto mínimo, sobre todo en comparación con quienes muchos quieren que sean sus verdaderos rivales.
Tal y como exlica 'Mundo Deportivo', el Atlético de Madrid, en los nueve años de Simeone, ha tenido un gasto neto (restando las ventas a las compras) de menos de 50 millones de euros.
En efecto, el Atleti ha hecho grandísimos desembolsos, como los realizados por Joao Félix, Thomas Lemar o la fallida vuelta de Costa, pero es que también ha efectuado ventas millonarias, como las de Griezmann, Rodri o Lucas.
En gasto, el Atlético es el octavo club que más ha invertido en fichajes. En ingresos, es el quinto. Restando unos a otros, resulta que hay la friolera de 70 clubes que tienen peor balance que los rojiblancos.
Se pide al Atlético de Madrid que luche por todo año tras año, pero se obvia que en materia económica no está ni cerca del nivel de los que han de ser, a la fuerza, sus rivales.
Para ponerlo en perspectiva, clubes como el Al-Hilal de Riad, el Burnley, Cruz Azul o el Newcastle han tenido más gasto que el Atleti en estas nueve temporadas.
Lógicamente, en el 'top 10' están los grandes de Europa. El City ha tenido un gasto neto de casi mil millones; el Barça, de algo más de 500. Esto son 20 y 10 veces más que lo que ha gastado el Atleti en ese mismo periodo.
El Real Madrid es el segundo de España que más ha gastado, rondando los 200 millones, casi cuatro veces más que el Atleti, que es el tercero.
Ciertamente los 'colchoneros' están en una especie de tierra de nadie, pues la brecha con Sevilla, Valencia y compañía empieza a ser abrumadora, pero la distancia que le separa a los dos grandes de España sigue siendo abismal. Y no digamos ya con los grandes de Europa.
Al Atlético de Madrid se le va el dinero en salarios. Es la única manera que tiene para competir en la auténtica élite. Y aún así cada vez que pule a un jugador de talla mundial, este vuela. Dejando, eso sí, una buena millonada en las arcas que, con suerte, se reinvertirá, al menos en parte, en otro diamante en bruto que pulir.