Arrancó la Liga en Riazor, donde el Deportivo media su enésima candidatura al ascenso con el Oviedo, otro aspirante que no termina de cristalizar en invierno las expectativas que genera cada verano.
Sin medias tintas, el conjunto gallego se avalanzó sobre el asturiano con vehemencia, tratando de imprimirle un ritmo alto al encuentro para sorprender a su rival y hacer valer su condición de local.
Apenas se había cumplido un cuarto de hora, cuando Koné acarició el 1-0 tras una gran jugada de Carlos Hernández. Pese a que el disparo se fue alto, el susto hizo temblar a la zaga visitante.
Dos minutos después, Borja Valle lideró un ataque que Koné no desperdició. El delantero besó las mallas, pero Ocón Arráiz lo anuló por fuera de juego hasta que el VAR le corrigió y el gol subió al marcador.
El tanto del Deportivo hizo mella en el Oviedo, que sufría demasiado para contener las embestidas de un rival henchido de confianza, que olió el nerviosismo sobre el que hacer sangre.
Sin embargo, Mossa logró sacudir los complejos de su equipo con una disparo desde la frontal. El zapatazo armó de argumentos a los asturianos, que persiguierion el empate sin éxito hasta el descanso.
El paso por vestuarios sirvió al Deportivo para templar el ímpetu del Oviedo, pero Saúl Berjón había despertado y todavía no había dicho su palabra en un Riazor que pronto celebraría el 2-0 de Aketxe.
Somma, en propia puerta, abrió un hilo de esperanza para los asturianos, que pocos minutos después vería como Obeng firmaba el empate ante la incredulidad de la parroquia local.
El pesimismo se había instalado en Riazor, cuando Christian Santos, que acaba de saltar al campo, firmó el tanto de la victoria con solo tres minutos sobre el campo.