El Málaga fue capaz de sortear todas las minas del camino en Mallorca, en un partido de mil caras y un único ganador: el cuadro de Muñiz. Qué manera de sufrir, que diría Sabina. En Segunda todo cuesta, solo lo entiende el que la compite. Fue Cifu, el lateral con más pulmón de Segunda, el que se vistió de héroe para regresar de Mallorca con algo más que ensaimadas.
Le urgía el triunfo al Málaga, que no mejoró demasiado su juego, algo que viene siendo una constante en los últimos tiempos. Pese a todo, ganó. Ejercicio de solvencia y fortuna para Muñiz y compañía. Los últimos minutos, no obstante, se convirtieron en una tortura para el corazón de todos los malaguistas. El Mallorca apretó, y de qué forma.
Desde el 3 de septiembre no ganaba el Málaga a domicilio. Lo hizo en Almería, en un partido que tuvo parte del guión de este sábado. En tierras andaluzas marcó Harper, el mismo que abrió el marcador en Mallorca. El malagueño de sangre escocesa estuvo más pillo que nadie para beneficiarse del lío que montó Parera debajo de su larguero. No eran Pickford y Origi, pero lo parecieron. Harper, con la caña, la mandó a guardar en el 42'.
Antes, el más insistente fue el Mallorca. Se anuló un gol a Raíllo y Munir fue el mejor de los visitantes. El asunto parecía de cara para el Mallorca, pero Harper lo cambió todo. La superioridad local quedó en nada, hubo fortuna del lado blanquiazul.
Faltaba el segundo 'round', en el que el Málaga comenzó mejor. Juanpi obligó a Parera a ganarse el sueldo y Dani Rodríguez se quedó a escasos palmos del empate. Se frenó todo, los dos equipos perdieron fuelle, pero el Mallorca se encontró con el gol. Se durmió la defensa del Málaga y Álex López remató un centro raso de Fran Gámez desde línea de fondo.
Otra vez la misma cantinela para el Málaga, pensaron en la Costa del Sol. En esta ocasión, el equipo volvió sentirse lo que es, un candidato a todo, y apostó por ir por los tres puntos. Ontiveros obligó a lucirse a Parera, antes de que Munir le sacara a Baba un lanzamiento de falta. Fue la antesala del tanto de Cifu, que voleó con la derecha y con el alma un servicio desde el costado izquierdo.
El Mallorca se encendió, quizá demasiado, y Vicente Moreno terminó viendo el final del partido en el túnel de vestuarios. Desde ahí contempló las múltiples ocasiones de las que gozó su equipo en la recta final. Lacen sacó un balón bajo palos, Álex López cabeceó desviado en boca de gol y Abdón, en la última, lamió la escuadra. Ahí se acabó todo. Málaga vuelve a soñar.