El colmo de la mala suerte en la jornada 35 de Segunda División lo vivió Zarfino en el encuentro de su Tenerife frente al Cartagena. Corría el minuto 93 del encuentro cuando no solo se lesionó de gravedad, sino que la camilla que tenía por meta rescatarle se partió en el proceso.
La acción comenzó cuando aterrizó de mala manera tras una disputa aérea. Se le dobló el tobillo de una forma muy fea. No tardó en tumbarse en el césped y gritar de dolor con las manos en la cara. Es un gesto de lo más recurrente cuando un jugador sabe que se ha hecho muchísimo daño.
Mientras Ramis deseaba internamente que fuera un esguince y no una rotura desde el banquillo con cara de preocupación por su pupilo, las asistencias médicas entraron al verde. Estas desplegaron la clásica camilla que se utiliza para transportar a los efectivos que no pueden andar por sí solos.
Y ahí es cuando Zarfino sufrió un episodio de lo más inesperado. Cuando ya le tenían alzado y se disponían a llevarle a la banda para atenderle, la tabla se rompió con él encima. Por suerte, se dio cuenta rápido y pudo poner las palmas de las manos atrás para evitar una dura caída.