"¡Ahí la tienes Colo-Colo, ahí la tiene el hijo del pueblo, es tuya Juan, es tuya José, hijo de carpintero, hijo de lavandera!", así relataba emocionado el locutor radial Vladimir Mimica el momento en que los albos levantaban por primera y única vez en el fútbol chileno la Copa Libertadores, el 5 de junio de 1991 hace exactamente 30 años.
"¡Ahí la tienes hijo del trabajador de sol a sol, que a lo mejor sonríes por única vez el domingo cuando gana tu equipo que hoy está en el podio!", decía Mimica tras la victoria por 3-0 del 'Cacique' ante el Olimpia paraguayo en el Estadio Monumental, en un relato poético que hasta el día de hoy estremece a los hinchas.
Con 76 años, Mimica tiene los recuerdos "absolutamente vivos de lo que significó esa noche", y es que el club más popular de Chile vivía una verdadera locura, "una emoción muy profunda y donde no solo estaba el pueblo colocolino, sino Chile entero representado en el Estadio Monumental", rememoró en declaraciones a 'EFE'.
Colo-Colo cristalizaba con ese título continental un proyecto deportivo que llegó a lo más alto con un plantel que combinaba la experiencia de jugadores como el defensa Lizardo Garrido, entonces de 34 años, con la juventud de exponentes como Leonel Herrera, que ostentaba unos cortos 20 años cuando le tocó anotar el tercero para los albos en el complemento del partido definitorio.
Una alegría necesaria
Colo-Colo 91', recuerda Mimica, "es la primera luz que enciende el pueblo futbolero de Chile luego del retorno de la democracia, un país que tenía muchos sueños y que pudo expresar una catarata de sentimientos, frustraciones, emoción y dolor contenidos a través de esa victoria".
Y es que el país entero estaba pendiente de 'La Ruca' durante esa fría noche santiaguina, Chile estaba golpeado y recién intentaba levantarse. Venía bien una alegría.
Pocos meses antes, el país conocía los horrores de la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990) a través del Informe Rettig, que reconoció oficialmente los crímenes de lesa humanidad perpetrados contra de la población. Además, en abril había sido asesinado el senador Jaime Guzmán, hecho que tensó al máximo el escenario nacional.
En ese contexto fue que los dirigidos por el yugoslavo-croata Mirko Jozic conquistaron la Copa Libertadores, trofeo al que Mimica le coqueteaba en su recordado relato diciendo "hoy nos hemos vestido de frac, nos hemos puesto la mejor ropa para verte avanzar reina soberana. La fiesta está dispuesta, los músicos están en el escenario, ¿bailemos un vals?, ¿te parece?".
Habían pasado 18 años desde la última vez que Colo-Colo estuvo a punto de escribir su nombre en la base del galardón americano, que ya se le había negado en junio de 1973 cuando cayó en la final ante el argentino Independiente, pese a contar con uno de mejores artilleros en la historia del fútbol chileno, Carlos Caszely.
Camino a la cumbre
Fueron 14 compromisos los que superó el conjunto albo antes de levantar la copa, camino que recorrió con un impresionante 67,8% de rendimiento con siete victorias, cinco empates y dos derrotas.
La fase de grupos la terminó ubicado en el primer lugar con nueve unidades, imponiéndose como locales ante Deportes Concepción y los ecuatorianos Barcelona y Liga de Quito.
En octavos, tras igualar sin goles en el Estadio Nacional de Lima, 'el Cacique' selló con un 2-0 su paso a cuartos de final ante Universitario de Perú.
Para el partido de ida ante el mítico Nacional uruguayo, Colo-Colo mostró su mejor fútbol y goleó por 4-0 con dos tantos de Ricardo Dabrowski, segundo máximo anotador del torneo tras el brasileño Gaucho; el resultado fue suficiente para entrar a la llave de los cuatro mejores pese a caer en la vuelta por 2-0 en el Centenario.
Contra Boca Juniors todo se hizo más difícil
Colo-Colo perdió por la mínima en la Bombonera, pero en casa dejó las cosas 3-1 en un partido que incluyó un memorable achique del portero Daniel Morón en un mano a mano ante el histórico delantero argentino Gabriel Batistuta, además de polémicas extradeportivas como el ataque de un pastor alemán contra el guardameta de Boca en medio de una trifulca con la policía.
Para el choque final, tras un empate 0-0 con Olimpia en Asunción, 67.000 almas se reunieron en el Estadio Monumental para alentar a Colo-Colo entre cánticos, bengalas, bombos, confeti y antorchas que iluminaron la goleada 3-0.
Mimica recuerda la velada "como el partido más trascendente' que le tocó relatar, 'el que pasó a la historia, porque era Colo-Colo, que significa tanto para tanta gente, para millones", afirmó a 'EFE'.
Sus narraciones, hoy material de culto para los fanáticos del fútbol, resuenan en el corazón de miles de hinchas albos, que al igual que Mimica en el 91, quieren ver a "ese Colo-Colo que no pertenece a nadie en particular, sino que a todos en general, pertenece a Chile entero".