Una de las imágenes que nos dejó el año 2020 fue la del Bayern dominador absoluto, que se llevó una Champions League que parecía casi adjudicada de antemano en Lisboa.
Lo hizo gracias a un testarazo de Kingsley Coman, quien aprovechó un fantástico centro de Joshua Kimmich en la final ante el PSG.
Esa diana terminó de lanzar al futbolista francés al estrellato, pero ahora se ha sabido que Coman tuvo algo de suerte para conseguirla.
"Siempre me puede el miedo cuando remato de cabeza. Cierro los ojos y es algo que se puede ver en las fotos. Es instintivo, un reflejo natural. Mis compañeros no dejan de hacerme bromas al respecto", explicó a 'Bild'.
Para mayor sorpresa, el extremo del Bayern aseguró que en las horas previas al choque, durante el último entrenamiento del Bayern, no fue capaz de marcar un solo tanto de cabeza.
"El día antes del partido practicamos remates y no metí ni un solo cabezazo", dijo. Estaba reservándose, está claro, para la final.