El entrenador, Joan Francesc Ferrer 'Rubi', puso en juego un once muy ofensivo. Su equipo respondió a la perfección, doblegando al cuadro de Marcelino en cinco minutos tras el descanso. La entrega, el compromiso, la velocidad y la puntería de los catalanes fue absoluta.
Los aficionados 'pericos' tenían ganas de disfrutar. La pasada temporada, el equipo firmó un curso irregular, muy gris por momentos. Acabó bien, con la llegada de David Gallego como responsable del banquillo tras el adiós de Quique Sánchez Flores, pero las dudas persistían.
Rubi, en pocos meses, ha logrado emocionar a la grada con prácticamente el mismo equipo que en la anterior campaña. De hecho, el único fichaje de este curso es el delantero Borja Iglesias, que precisamente estrenó su cuenta realizadora contra el Valencia en el RCDE Stadum.
El nuevo Espanyol de Rubi, que de nuevo tiene poco, emociona. Y eso significa mucho para una afición acostumbrada a montarse en un montaña rusa tras otra. Los 'pericos' vibran con los goles de Iglesias, la solvencia de los centrales, la explosión de Marc Roca, el estilo de Darder, las carreras de Baptistao...
Todas las piezas funcionan. El Espanyol es un equipo y lo demuestra. De todos modos, el entrenador es prudente. El curso es muy largo y su objetivo es que estas buenas sensaciones se mantengan hasta el final. Los jugadores piensan en el partido a partido, sin pensar en más metas a largo plazo. Toca disfrutar el momento, pero Rubi ha dado con la tecla justo en su regreso a casa, en el club en el que hizo sus primeros pinitos de nivel en los banquillos.