“Si perdemos no pasa nada, todavía podremos clasificarnos a la Eurocopa”, comentó Mancini en la previa del choque, tratando de rebajar la presión de sus pupilos. Aunque el propio técnico sabe que la derrota importa. Y mucho.
Son tiempos muy oscuros para toda una tetracampeona del mundo. Italia se juega más que su ya herido prestigio en esta jornada de la nueva competición continental.
Y es que en caso de seguir con su pésima racha y perder ante Polonia, con la que ya empataron jugando de locales, consumarían su descenso a la Liga B de esta Liga de las Naciones.
De esta manera, el conjunto italiano perdería muchas opciones de ser cabeza de serie en la próxima Eurocopa de 2020. Eso, claro está, en caso de lograr clasificarse para la misma.
Con el supuesto descenso, Italia seguiría teniendo opciones de estar en la próxima gran competición de selecciones, viéndose obligada a jugar la clásica fase de clasificación.
Pese a ello, no cabe duda de que perder la categoría sería algo deshonroso para un combinado italiano que no levanta cabeza desde hace años.
Solo en las Eurocopas de 2012 y 2016 dio un nivel decente y a su altura (finalistas y derrota en los penaltis ante Alemania en cuartos de final, respectivamente). En el resto, ha coleccionado fracaso tras fracaso (eliminada en primera ronda en el Mundial de 2010 y en el de 2014 y viendo desde casa el último de 2018).
Por tanto, los pupilos de Mancini tienen ante ellos un encuentro que puede ser clave (sobre todo psicológicamente) en el rumbo de esta Selección Italiana, que solo ha ganado uno de los últimos diez encuentros disputados.