Con el gol de Kane no basta. Pese a que el delantero inglés volvió, después de 40 días de baja por lesión, por todo lo alto a vestirse de corto, su tanto, el único del Tottenham en 90 minutos, fue insuficiente para hacerse con la victoria en la visita al Burnley.
Los locales consiguieron adelantarse en el marcador hasta en dos ocasiones, gracias a dos buenas acciones de Chris Wood en el minuto 57 y Barnes, que sentenció el encuentro del lado del Burnley en el 83'.
Los de Pochettino lo intentaron de todas las maneras posibles, pero las ocasiones se echaron en falta sobre el césped de Turf Moor. En cambio, el Burnley supo aprovechar a las mil maravillas las que tuvo en sus manos.
La primera llegó tras una jugada a balón parado en la que Wood saltó más que nadie para sacarse un potente cabezazo y superar sin problemas al guardameta rival, el internacional francés Hugo Lloris.
Los londinenses despertaron de la mano de Harry Kane, protagonista indiscutible en el día de su regreso, echándose el equipo al hombro, volviendo a ser líder, perforando la portería rival para volver a poner la igualdad en el marcador en el minuto 65.
Aprovechó el atacante inglés un buen saque de banda largo para pelear por el esférico, adueñarse de él, meter el cuerpo y batir sin problemas a Heaton con un buen disparo cruzado.
Pero muy poco le duró la alegría al Tottenham, justo el tiempo que tardó Barnes, completamente solo, en lanzarse al ataque para poner el definitivo 2-1 en el marcador, ante la impotencia del conjunto rival.
Un duro golpe para el Tottenham, que pone así fin a su gran racha de cuatro partidos consecutivos ganando en todas las competiciones, y se queda tercero con los mismos 60 puntos que tenía 90 minutos antes. Por su parte, el Burnley asciende hasta la decimotercera posición con 30.