La categoría de plata empieza a elegir nombres. La competición es larguísima, ofrece sacudidas y reinterpreta objetivos, pero a estas alturas se antoja raro que el Málaga no esté en la batalla. Básicamente, porque tiene dos virtudes que dan réditos a largo plazo: machaca en el área contraria, gobierna en la propia.
Dos nombres son fundamentales en esa jerarquía. El de Jack Harper, quien se subió como un desconocido al tren del primer equipo, y Munir, quien llegó con galones y ha tardado muy poco en mostrarlos.
El canterano de acento malagueño y cara escocesa puso la firma a un arranque arrebatador del líder. El Málaga quiso dejar claro a su gente que el tropiezo en Las Palmas fue accidental, una derrota que podía llegar ante un rival complicado. No eran negociables los tres puntos ante el Rayo Majadahonda, así que un huracán blanquiazul voló en los primeros 20 minutos.
En acordeón, con talante y talento, el Málaga desarboló a los madrileños, que no las veían venir por ningún sitio. Tras Ontiveros y Blanco Leschuk, la tercera bala fue la de Harper. Un cabezazo valiente y perfecto para alegrarle el debut a Iván Rodríguez; qué gran centro se sacó de la chistera el lateral. Gol por malagueñas.
Iba para recital, para merendola. Pero el Rayo Majadahonda lleva semanas demostrando su gran capacidad para madurar en la categoría. Está aterrizando antes de los previsto. Se quitó de encima el miedo, se puso a hacer rodar el balón y empezó a sentirse a gusto.
Como ni Schiappacasse ni Blanco Leschuk tenían bien la mirilla, al descanso no hubo más novedades.
Quedaba emoción
El Málaga, como suele ocurrir en La Rosaleda, se metió en la trinchera con el 1-0. Una actitud que puede ser cuestionable los días que no salga bien. Pero hecho pelota se convierte en un armadillo difícil de superar. Se sentía cómodo el equipo de Iriondo, pero no concretaba en claras ocasiones.
Con el final abierto, pudo haber pasado cualquier cosa. No concretó las contras el Málaga. A los madrileños pareció llegarles la inspiración en las botas de Galán. Se sacó un tiro con marchamo de golazo por la escuadra. Pero Munir, el escudo de Muñiz, hizo vuelo sin motor para sacar una mano cambiada a última que ya queda entre las paradas del año.
Así se sube. Ganando las áreas. Con hombres decisivos en ataque y un portero que transmite una seguridad espectacular. No le irá mal al Rayo Majadahonda si mantiene esa actitud.
Mejor le irá al Málaga, que ya tiene prácticamente un 25% del ascenso en el bolsillo. Con cuatro puntos de ventaja ya y un estadio entregado que aún no ha visto encajar un tanto a los suyos.