A priori, la calidad del Atlético de Madrid debía imponerse en el Metropolitano ante un Brujas que acudía como la 'cenicienta' del grupo. Sin embargo, hubo que esperar casi 30 minutos para que se notara. Fue, cómo no, Antoine Griezmann quien abrió la lata.
La jugada lleva un guion escrito, pero el centro acabó en el segundo palo, en la frontal del área pequeña. Algo escorado, aunque con tiempo para pensar, el 'Principito' pudo armar un tiro. No fue el más colocado, no fue el más fuerte, pero sí efectivo; entre otras cosas, porque el meta de los belgas no anduvo bastante fino.
El tiro entró casi por el centro, al lado de Letica, quien pareció ver tarde cómo salía el balón de las botas del galo.
El tanto dio algo de tranquilidad a los de Simeone. No porque los visitantes estuvieran buscando las cosquillas de Oblak, sino porque estaban llegando los rojiblancos y no había manera de romper el cerrojo belga.
Pero las 'Brujas', esta vez sin fuego de por medio, sucumbieron ante la capacidad goleadora de Griezmann.