Corea del Norte no es, ni mucho menos, un país cualquiera. Se trata de uno de los estados más peculiares del mundo, en el que el control férreo y autoritario brilla por su presencia y las libertades, pese al maquillaje propagandístico que intenta el país, lo hacen por su ausencia. El hermetismo es el término que más se emplea para un territorio del que no se sabe demasiado. Y en el fútbol, aún menos.
Como no podía ser menos, su selección de fútbol tampoco es como el resto. El combinado nacional disputó su último partido en octubre de 2019, cuando se enfrentó a Corea del Sur en un amistoso disputado en el estadio Kim Il-Sung, de Pyongyang, como se puede ver en la imagen que ilustra este artículo.
Desde aquel 0-0, que se dio antes del inicio de la pandemia, Corea del Norte no había vuelto a disputar ni un solo partido, al menos, que se tenga constancia de ello. Pero esa larga inactividad tuvo su final este jueves. El combinado norcoreano visitó a Siria en la primera jornada de la fase de clasificación de Asia para el Mundial 2026. Los locales vencieron por 1-0 con el solitario tanto de Omar Al Somah de penalti en el minuto 37.
Cabe recordar que la próxima Copa del Mundo se disputará, además de en México y Canadá, en Estados Unidos. El país norteamericano es considerado el gran rival del estado norcoreano, por lo que, de darse la improbable clasificación, habría que ver la postura estatal al respecto de acudir a territorio enemigo.
Entre los jugadores, destacó la presencia de Kwang-Song Han, que pasó por Cagliari, perugia y Juventus y al que se le había perdido la pista tras su estancia, en la 2019-20, en el Al Duhail. Otros futbolistas con pasado en Europa y que estuvieron en la convocatoria fueron Jong Il Gwan (ex del Luzern suizo), Pak-Kwang-Ryong (pasó por Basilea, Vaduz o Laussane Sports, entre otros) o Choe Song-Hyok (ex de la Fiore y el Perugia).