Bajo una lluvia constante, el Barcelona de Ronald Koeman sumó su primer tropiezo del verano tras caer con merecimiento por 2-1 ante un Red Bull Salzburgo que supo aprovechar a la perfección su mejor pico de forma y la falta de entendimiento atrás de un equipo 'culé' que hizo aguas en defensa durante la mayor parte de los 90 minutos.
Tras dos compromisos cómodos ante equipos de categorías inferiores y un choque frente a un Stuttgart que se encuentra en una fase de preparación similar a la del conjunto azulgrana, el Barcelona afrontó su primer test en desventaja, pues el Salzburgo llegó al duelo con mucho más rodaje y tras haber incluso comenzado su andadura en la Liga de Austria.
El mayor ritmo del conjunto local se notó de inicio. Espoleado por un RB Arena lleno (casi 30.000 espectadores), el cuadro propiedad de Red Bull achuchó de lo lindo a los pupilos de Ronald Koeman desde el inicio, pero estos comenzaron muy acertados y generaron las primeras ocasiones gracias a Memphis, Araujo y Lenglet.
El neerlandés estuvo muy participativo y era la principal referencia ofensiva de un Barça que formó con un raro 3-5-2 con De Jong de central. El ataque 'culé' generaba peligro con cierta facilidad, pero la zaga comenzó a sufrir de lo lindo con cada ataque rápido del conjunto de Salzburgo, que perdonó por mediación de Okafor tras un regalo de Jordi Alba.
El propio Okafor y Adeyemi, que en su momento estuvo en la agenda del cuadro catalán, generaban un auténtico caos con su velocidad en una zaga que, al margen de dejar numerosos huecos, sufría con las pérdidas del centro del campo en zonas peligrosas que facilitaban el juego a campo abierto del rival.
Pese a ello, el tanto del Salzburgo no llegó en un contragolpe fulgurante, sino tras un enorme trallazo de Sucic desde la frontal que se coló con violencia por la escuadra derecha de la meta defendida por Neto tras rozar en la espalda de un De Jong que, atrás y lejos del área y la zona de tres cuartos, estuvo lejos de brillar.
El gol llegó al filo del descanso y el 1-0 con el que se llegó al intermedio en el marcador desató la locura en las gradas. Visto por el técnico Matthias Jaissle como una fiesta, el entrenador del Salzburgo decidió dar entrada a un equipo casi nuevo en el segundo tiempo. Y con las energías renovadas, el Barça sufrió de lo lindo.
Y es que el cuadro azulgrana no existió en los primeros 20 minutos del segundo tiempo y estuvo a merced de un Salzburgo que no supo concretar sus acercamientos al área de Neto, algo que al final del encuentro estuvo a punto de pagar con creces. A raíz de algunos cambios, el Barça mejoró y comenzó a dominar el choque al igual que el inicio.
La entrada de Balde dio otro aire al equipo, que comenzó a adelantar líneas y a poner cada vez más en dificultades a su rival, aunque sin llegarse a traducir este dominio en ocasiones realmente claras. Solo el propio Balde generó peligro con un disparo lejano y un centro que Braithwaite no llegó a rematar plenamente de cabeza.
Con el duelo encaminado a su final, una subida de Sergiño Dest terminó con un fuerte remate de zurda del estadounidense. El balón rebotó en un defensa y posteriormente en el mencionado Braithwaite, que sin querer mandó la pelota al fondo de la red y puso un empate que, visto lo visto sobre el campo, resultaba inmerecido.
Al final, con cierta justicia, el Salzburgo empujó para, sobre la bocina, asestar al Barcelona la primera derrota de esta pretemporada, que firmó Aaronson al cazar en boca de gol un rechace en el 90' tras un tiro al palo. No hubo tiempo para más tras el 2-1 y el colegiado dio por finalizada una prueba que deja en evidencia que todavía queda mucho trabajo por hacer en un conjunto azulgrana que, con la renovación de Leo Messi todavía pendiente y el inicio liguero a la vuelta de la esquina, tendrá un último test frente a la Juventus en el Gamper antes de iniciar de una vez por todas el curso.