Que le van a dar el Balón de Oro no sorprende. Tampoco se exagera al decir que seguramente el de este 2022 suyo sea más merecido que alguno de Leo Messi o Cristiano Ronaldo. Pero es que a Karim Benzema le salé todo, aunque con él solo no es suficiente. En el Madrid estaba más acompañado con un Courtois que se ponía la capa de héroe y por un Vinicius como segunda espada. Con Francia, al menos por lo visto este viernes en el Stade de France, no parece estar tan bien rodeado. Un gol suyo para el recuerdo hizo que cumpliese una cuenta pendiente, pero Cornelius silenció Saint-Denis con un doblete para darle el triunfo por 1-2 a Dinamarca.
A un empate que deja un sabor agridulce hay que añadirle el duro peaje que tuvieron que pagar Deschamps, el Paris Saint-Germain y el Manchester United. Kylian Mbappé acabó lesionado la primera mitad -le sustituyó Nkunku- y Varane también se tuvo que retirar por molestias en la segunda. Entre ambos contratiempos, Don Karim ya había hecho de las suyas.
Caro fue el peaje, pero no la entrada para ver a Benzema
Y es que Benzema fue el único cabo suelto que le quedó a Dinamarca en un primer tiempo muy serio. El '19' demostró un día más que sigue de dulce al mismo tiempo que su compañero Mbappé pecaba de nerviosismo y egoísmo en algunas jugadas. No lo fue en una gran asistencia a Karim, pero este, que definió con mucha clase, estaba en fuera de juego.
Fue un combate parejo, con distintas ideas de juego. Los daneses querían tratar con mimo la pelota, encontrar costuras en la defensa rival a través de la paciencia. Los de Deschamps querían más velocidad y eran más impacientes, además de incapaces de generar en ataque estático. Ni por dentro, en el que el triángulo Benzema-Griezmann-Mbappé estaba desconectado, ni por fuera, con Theo y Coman discretos. Dolberg, por su parte, sí que fue un dolor de muelas para Varane y en sus botas estuvo abrir la lata, como en las de Maehle casi al comienzo del choque, cuando un disparo en el segundo palo se topó con la madera.
Benzema necesitaba bajar a recibir y en una de esas encontró petróleo. Dejó atrás a un par de rivales, a algunos por los suelos, y buscó en profundidad a Kanté. Consciente de que tenía que llegar al área porque sabía que era el único de los suyos enchufado, con permiso de un Tchouaméni que robó y robó en el sector izquierdo de la medular, recibió el centro del centrocampista del Chelsea, pero su disparo lo sacó la defensa cuando ya se cantaba gol en el Stade de France.
Enmudeció todo París cuando Mbappé se tiró al suelo y se tocó la rodilla izquierda. El peaje comentado. Una competición oficial pero que quizás sobra. Tras un curso con un calendario apretado, estos partidos pueden cargarse futbolistas de élite. Se marchó por su propio pie, aunque cojeando moderadamente. Tuvo la oportunidad Nkunku y este la aprovechó haciendo lo que no pudo hacer Mbappé con el que podría haber su compañero en el Real Madrid.
A la salida de vestuarios apareció la mejor Francia -sin contar la del arreón final-. Las ocasiones, por supuesto, iban a cargo de Benzema. Un remate de cabeza en el que el reboté le cayó a él mismo y luego un remate a la media vuelta para que Schmeichel se esforzara. Y llegó su obra de arte en el momento que conectó dentro del área con Nkunku, que se la devolvió de tacón para que el 'Gato' la pisase y regatease a placer. Dejó sentados a sus marcajes y se generó, con pasmosa facilidad, su espacio para armar la pierna, batir al meta danés y hacer que estallara Saint-Denis. Tenía una cuenta pendiente tras la final de la Champions League y la cumplió.
Acción, reacción
Creía que tenía el trabajo resuelto una Francia que ahora poseía a un Benzema que llegaba de ganar casi todo con el Real Madrid. Dinamarca, semifinalista de la última Eurocopa y a un paso de ser finalista, tiró de personalidad para plantarle cara a la vigente campeona del Mundo y de la Liga de Naciones para voltear el electrónico. Mérito, y mucho, el del seleccionador, Kasper Hjulmand, que no dudó en mover el árbol para que este le diese los frutos correspondientes.
Cornelius le respondió poco después de saltar al campo. Hojbjerg le encontró dentro del área estacionado entre los hermanos Hernández y batió con suma facilidad a Lloris. No es Courtois, aunque sí que le emuló en un vuelo sin motor a un disparo de Skov Olsen.
La campeona apareció... tarde
Cuando más apretada se vio Francia con el 1-1 en el electrónico, emergió la campeona del mundo con su identidad tan característica. Apretó y encerró a una Dinamarca que achicaba aguas gracias a una defensa sólida y a un acertado Schmeichel. Kanté paró los corazones de todos cuando disparó desde la frontal y se encontró con la madera. También Nkunku, en un giro dentro del área con el que armó un disparo que complicó al meta rival.
Y al final fue el héroe inesperado de la noche al que le toco salir a hombros del Stade de France. Maehle puso un balón en largo preciso para que Cornelius la bajase al piso y encarase el área rival. Llegó Saliba -recambio de un lesionado Varane- para molestarle, aunque sin derribarle al poder ser penalti, pero el danés sacó un trallazo al primer palo que pilló por sorpresa a Lloris.
Un jarro de agua helada que terminó de hundir a una campeona del mundo que solo apareció a cuentagotas. Con solo Karim Benzema no es suficiente ante una Dinamarca que reforzó la idea del grupo. Salga quien salga, cualquiera puede dar el 100% y decantar la balanza a favor.