El Real Madrid es ahora mismo el equipo menos goleado de las grandes ligas. Los de Zidane solo han encajado 13 goles, por los 14 del PSG y Reims, o los 15 de Atleti y Liverpool, por ejemplo.
Eso es debido en parte a Courtois. El belga, que empezó el curso contagiado de las dudas que arrastró el Madrid desde la temporada pasada y durante el verano, marcó un antes y un después con su partido salvador ante el Galatasaray.
Aquel encuentro, que pudo haber sido desastroso para los blancos, acabó siendo una victoria clave gracias a las paradas de Courtois.
El belga, que veinte días antes bordeó el ridículo más absoluto con su cambio al descanso (oficialmente por indisposición) ante el Brujas, después de encajar dos goles a cada cual más absurdo, renació.
Solo ha encajado tres goles en los últimos nueve encuentros, y sus intervenciones han sido vitales para mantener al Madrid a flote cuando los partidos se atascaban. El ejemplo más reciente, la Supercopa de España.
Pero no es solo cosa de Courtois. La defensa blanca también ha recuperado la fiabilidad de antaño. El diario 'AS' asegura que el Madrid concede la friolera de 30 disparos por cada gol encajado. Los rivales tienen que tirar 30 veces para marcar, una locura, porque los blancos reciben menos de tres disparos por partido.
Ahora todo son sonrisas y palmadas en la espalda en Concha Espina. Qué lejos queda ya el arranque de la temporada, los empates ante Valladolid y Villarreal, la derrota en Mallorca o el varapalo de París.
Al Madrid le ha cambiado la cara, y aunque sus jugadores no quieran decirlo en voz alta, el triplete empieza a ser posible. Pero a la vuelta de la esquina está la Real Sociedad, y la semana que viene toca visitar El Sadar, por no hablar de los octavos de Champions ante el siempre temible Manchester City. Quien piense que el camino al triplete es un camino de rosas está muy equivocado.